(Copiado del blog La rosa del desierto, autoría de Toni Sagrel, alias: alfa7987, el 25 de Jun 2009. Lema: "La ´Rosa del Desierto´ es esa flor tan desconocida como admirada, que todos queremos conseguir entre la inmensa arena que cubre y nubla este mundo, tan injusto e insolidario, pero siempre ilusionante. Espero que todos, tanto mis amigos como yo, podamos seguir el camino que nos haga encontrar la auténtica ROSA... la del DESIERTO...la de la FELICIDAD"
Con tono poético nos introduce en su mundo -nuestro mundo- de calor y desperdicio. PAQUITA) blogs.ideal.es/la-rosa-del-desierto/posts
*** Hace calor. Al menos eso dicen. Lo dicen los hombres y las mujeres del tiempo y me lo cuentan en el ascensor (bueno, yo no tengo ascensor). El calor es una sensación física, pero es también ese lugar común que nos enfrenta al verano. Aunque no haga calor, la gente busca en el calor la ruptura de esa frialdad indisoluble que asola nuestras relaciones humanas.
"Hace calor", decimos. Y ante una declaración de principios tan esencial, incluso el mayor de nuestros enemigos coincide con nosotros en lo fundamental: "Sí, efectivamente, hace calor".
Y nos ponemos a sudar, que es el primer mandamiento que le damos al cuerpo para que no nos haga quedar mal. Hay momentos para el calor. La playa, por ejemplo. El coche, en un insoportable atasco, a pleno sol y sin aire acondicionado. Pero el calor no nos gusta de noche. Cuando vamos a la cama y las sábanas están humedecidas de una atmósfera que también quiere dormir con nosotros.
Ayer abrí la ventana por enésima vez. Entraba un aire ligeramente fresco entre ese espacio que discurre hacia el jardín. Ligera brisa que convertía mi casa en un recodo del frondoso bosque. El cuerpo ardiente, se movía entre un pulmón saturado y ese brazo sobre la almohada. El pequeño vello del brazo se agitaba como un trigal. Escuchaba el sonoro aullido de un búho real.
Abrir las ventanas de los sueños, es también abrir la ventana a las pesadillas en los patios de la vida.
Decimos que la vida surge de día, pero la noche de las ventanas abiertas nos la trae junto a la almohada. Ya no hace tanta calor. Lo que hace es simple y mera curiosidad.
El aroma del jazmín me desvela. Un gato en celo busca pareja. La luna emergente, entre los cipreses, me recuerda a los eternos Bécquer y Machado. Una fiesta lejana trae esas nostalgias empaquetadas en el tiempo. Se oye el sonido de una cisterna mal cerrada y el barrio parece un vergel de olores y silencios.
Un río, con frescos y penetrantes sonidos, invade mi bienestar. Ya no tengo calor. Se acerca el frío de la exuberancia. (Río Castril: ver foto en su blog)
*** Abundancia insolidaria.- Me dice un amigo: extiendo una paella para toda la familia, pero a la hora de recoger queda una media luna. Es la abundancia por la abundancia. Vamos sobrados casi de todo y no sabemos en verdad lo que tenemos. En el primer mundo ya no se trabaja para comer. Ni siquiera hay trabajo. Todo es reciclable o despreciable.
Los años que nos quedan son fugaces. Y los que quedaron, pesan ya demasiado. Entre la abundancia excesiva de las cosas y la escasez de las ideas, -de los sentimientos-, nos queda un pequeño témpano helado que se funde entre el mar y la montaña.
*** Recuperar.- De tanto suspirar por un mundo nuevo, habremos de conformarnos con la repetición de nuestros -siempre anhelados- pequeños mundos viejos.
*** Música: Magnificent, U2. "Una canción que me impone. El vídeo, grabado en Marruecos, es alucinante (para verlo.... su página...) Saludos solidarios (del autor)
1 comentario:
Al "calor" del aire acondicionado. Al resguardo de esos 40º que, diluyen hasta el aire escondido en nuestros pulmones.
Gracias Paquita por publicar el post.
Espero que esta noche, vuelva a pasear esa brisa fresca -a veces casi helada- de mi cercana Sierra Nevada.
Salud. Toni Sagrel.
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