Las oí y al levantar la cabeza allí estaban de nuevo... las grullas. Formando una enorme V se dirigían hacia el suroeste. Curiosamente había dos dentro de la misma, como al abrigo.
PAQUITA (eran las 16 h. de este miércoles 9 de diciembre, un mes más tarde de lo habitual)
* El 8 de noviembre de 2006 publicaba -aquí- mi texto Las grullas, encuadrado ahora en Crónicas excursionistas:
"Las estaba escuchando y de pronto tomó conciencia... ese sonido... eran... las grullas.
Pasaban por encima de su cabeza, en formación, dos fantásticas uves, enormes uves.
Es natural y a la vez mágico que lleven esa disciplina, cada una detrás de la anterior y escorada hacia el exterior, poniéndose a partir de la línea imaginaria que marcan las precedentes ¿Y la primera? ¿Quien toma la cabeza? ¿Quien la elige? ¿Se elige sola?
Indudablemente, tiene que ser de las más fuertes, puesto que debe soportar toda la resistencia del aire, y, a la vez, es la que marca el rumbo, el puesto más arriesgado (...)
(Si alguien tiene curiosidad por completar la lectura deberá acudir a la fecha en cuestión: 8/11/2006)
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