RECIBIDO de Carlos, de Menorca, el 22/8/2024
“Para reprimir de antemano cualquier revuelta, es importante no recurrir a la violencia. Los métodos arcaicos como los de Hitler han quedado claramente desfasados.
Bastará con crear un condicionamiento colectivo tan poderoso que ni siquiera la idea de rebelarse surgirá de la mente de los hombres.
Lo ideal sería formatear a los individuos desde su nacimiento limitando sus capacidades biológicas innatas.
Luego se continuaría el condicionamiento reduciendo drásticamente el nivel de calidad de la educación para convertirla en una forma de inserción laboral.
Un individuo inculto sólo tiene un horizonte de pensamiento limitado y cuanto más su pensamiento está circunscrito a preocupaciones materiales y mediocres, menos puede rebelarse.
Hay que conseguir que el acceso al conocimiento sea cada vez más difícil y elitista… que se ensanche la brecha entre el pueblo y la ciencia, que la información destinada al gran público quede anestesiada de cualquier contenido subversivo. Sobre todo nada de filosofía.
También en este caso debemos recurrir a la persuasión y no a la violencia directa: difundiremos masivamente, a través de la televisión, entretenimientos que adormecen la mente, halagando siempre lo emocional, lo instintivo.
Ocuparemos las mentes con lo que es fútil y lúdico. Es bueno charlas y músicas incesantes para evitar que la mente reflexione.
Pondremos la sexualidad en el primer plano de los intereses humanos.
Como anestesia social, no hay nada mejor. En general, se hará de tal manera que se destierre la seriedad de la existencia, se ridiculice todo lo que tenga un alto valor, se mantenga una constante apología de la ligereza; para que la euforia de la publicidad, del consumo, se convierta en la norma de la felicidad humana y en el modelo de la libertad.
El condicionamiento producirá así por sí solo una tal integración que el único miedo (que habrá que mantener) será el de ser excluidos del sistema y no poder acceder así a las condiciones materiales necesarias para la consecución de la felicidad.
El hombre de masa, así producido, debe ser tratado como lo que es: un producto, un ternero, y debe ser controlado, como debe ser controlado un rebaño.
Todo lo que permita adormecer su lucidez, su espíritu crítico, es socialmente bueno; todo lo que pueda despertarlo debe ser combatido, ridiculizado, sofocado…
Cualquier doctrina que cuestione el sistema debe ser calificada antes que nada de subversiva y terrorista, y quienes la apoyen deben ser tratados como tales.
Sin embargo, se observa que es muy fácil corromper a un individuo subversivo: basta con ofrecerle dinero y poder”
«l’obsolescence de l’homme» 1956
"Tanto Hannah Arendt como Günther Stern, perseguido por los nazis como colaborador de Bertolt Brecht, tuvieron que abandonar Alemania en 1933. Desavenencias de carácter motivaron finalmente el divorcio de la pareja en 1937; Stern emigraría entonces a Estados Unidos, donde ejercería diversos trabajos, desde docente de estética en Nueva York hasta obrero manual en Los Ángeles. De los años en Norteamérica extrajo las experiencias que constituirían el fermento de su obra maestra : Die Antiquierheit des Menschen (La obsolescencia del hombre), publicada a su vuelta en Alemania en 1956."
"En el idioma alemán hay una palabra común para poder y violencia: Gewalt. Y Günther Anders estudia sin pausa cómo la técnica va ganando cada vez más poder (violencia) sobre el ser humano. Después de Auschwitz, Anders visitará Hiroshima. Para él, después de Auschwitz, el paso esperado de la ecuación poder-violencia. Escribe al piloto del avión encargado de evaluar el objetivo de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, Claude Eatherly, internado en un hospital de veteranos, un paria pero también una víctima. La correspondencia entre el filósofo alemán, el pacifista, y el aviador estadounidense fue publicada como Burning Conscience (Más allá de los límites de la conciencia). Un documento del miedo, de la irracionalidad, de la desesperación. A raíz de ese breve tomo, Günther Anders es calificado de "comunista" y "persona non grata" en los Estados Unidos."
"La tercera etapa estará dada por el sistema de la sociedad de consumo que no solo envenena el medio ambiente, los ríos, el mar, los bosques sino que divide al mundo en países en la opulencia y países en la miseria. Una sociedad de consumo que aplica la energía atómica para más autos, más armas, más cemento, más turismo, más idiotización con productos superfluos, pero al mismo tiempo más poder, mientras más violencia, más hambre, más subdesarrollo, más dependencia en los países no industriales. Y el mundo del "socialismo real" ante el temor de quedarse en definitivo atraso tecnológico - y además por su idolatría por la técnica- entregó también su alma al diablo del Estado atómico. Para Anders, las estaciones hacia el fin de la humanidad comenzadas con Auschwitz (la destrucción sistemática y anónima del ser humano), con Hiroshima (cuando el ser humano se apercibió de que solo bastaba apretar un botón) se completa con Chernobyl (nombre representativo para Harrisburg, y todas las demás catástrofes ecológicas habidas en la última década) donde el hombre pierde el dominio sobre el poder-violencia y se auto-mata en un holocausto de irracionalidad, obstinada estupidez y avaricia."
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