marzo 14, 2007

Por Miguel

Ha muerto Miguel. Me lo dijo una compañera de yoga ¿sabes lo de Rosi?
Rosa es otra compañera, y mucho más, que conocí en clase hace ya ... algunos años -ya no coincidimos en ellas-. Casada con Honorato, que también fue compañero en tiempos, tenían un único hijo, Miguel, 30 años y padeciendo desde el mismo día de su nacimiento de una dolencia cardíaca.
Ya está incinerado y hoy le han hecho una misa de funeral ¡creo que se llama así!
El cura "oficiante", en el momento en que llegué, estaba dirigiendo unas palabras a los allí presentes, bastante gente, tanta que la iglesia estaba casi llena -su tamaño es pequeño-. Esas palabras, las referidas específicamente a Miguel, parecían sentidas, leyendo a continuación una nota de la madre -de Rosa-. Destaco por su autenticidad algunas:
Ha sido (...) fuerte y valiente, generoso, sencillo, sensible con los más débiles -como él-.
El haberlo tenido nos ha hecho mejores personas (...)
(...) ha sufrido la soledad y la incomprensión frente a su enfermedad (...)
Disfrutaba mucho con las reuniones de nuestros amigos y valoraba la calidad de la relación (...) decía que a él, como joven, le costaba encontrar gente así (...)
Después ... después ha seguido con el ritual ordinario, que, como su nombre indica, ha perdido frescura ... ha sido ... convencional.
No así los abrazos compartidos con los allí presentes al final del "oficio".

PAQUITA

2 comentarios:

animalpolítico dijo...

Hermoso tributo. Como padre, me estremezco.

Larrey dijo...

pues yo como padre, lo siento, pero no puedo hacerme una idea, aunque me torturo intentándolo sin querer hacerlo, ¡ maldita empatía !