Marisa Peña · 26/11/2019
Madrid quiso ser la tumba del fascismo
y luego fue la cárcel y la tumba
de miles de republicanos sin nombre y sin memoria.
Madrid es ahora una ciudad de más de un millón de fascistas,
unos de pensamiento, otros de obra,
otros de palabra y muchos de omisión.
Me ahogo en Madrid,
me pesa su aire de carcundia e infamia.
No encuentro ya las calles que llevaban a casa de mi abuela.
Me angustia este Madrid que se viste de luces para no ver el pozo oscuro del fascismo.
Es invierno en Madrid.
Y un viento frío nos asola.
Es invierno en Madrid
y el odio nos acosa en cada esquina.
Es invierno en Madrid
Y nuestros muertos, otra vez,
han vuelto a ser asesinados.
© Marisa Peña. La tristeza de los fareros.
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