Isabel Miguel · huffingtonpost.es Por Marina Velasco - 6/02/2019
Hoy, 6 de febrero, es el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina.
Se calcula que cada año 3 millones de niñas son víctimas de la ablación, una práctica que las daña para toda la vida
"Cuando nací, mi madre se pasó todo el día llorando". Son las palabras de Hayat Traspas Ismail, que nació en un taxi, a las puertas de un hospital somalí, mientras su madre, Asha Ismail, rezaba para que el bebé fuera niño y empujaba a duras penas, intentando dar a luz por un orificio mínimo; el que le habían dejado sin coser cuando le practicaron la mutilación genital femenina (MGF).
Ese mismo día, Asha se juró que su niña no sería mutilada ni obligada a casarse con alguien que no quisiera, a diferencia de lo que habían hecho con ella. "Mi madre puso mis necesidades y mi salud por delante de las exigencias de la comunidad", dice. La salvó. Pero para ello "tuvo que poner kilómetros de por medio y venir a España", explica Hayat. Ella fue la primera de su familia a la que no cortaron: "Conmigo ya se terminó".
De hecho, con su nacimiento también nació la decisión de Asha de cambiar las cosas. Al venir a España, se dio cuenta del enorme desconocimiento de la gente sobre su cultura, sus costumbres y sobre la ablación. "Yo tenía 12 años, iba al instituto, pero la gente no sabía nada de mí ni de mi familia ni de mi país", lamenta Hayat. Es cierto que su madre no tenía en mente llevarla de vuelta a Somalia para mutilarla, pero también es verdad que no todas las niñas tienen esa suerte. Por eso Asha fundó junto con su hermana y su hija la ONG Save a Girl Save a Generation [Salva a una niña, salva una generación], para trabajar en la sensibilización, la educación y la prevención tanto en España como en su país de origen.
Se prestaría más atención a la mutilación si le pasara a los hombres. Elena Valenciano
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