Marisa Peña · 4/1/2019
No
hay nada más reconfortante que reconocerse en tierra hostil. Atravesar
un desierto, un bosque calcinado, una ciudad arrasada y saber que no
estamos solos. Asomarse a los muros amigos en medio de tanta podredumbre
como nos rodea, y sonreír. Y pensar: esta es mi gente. Si permanecemos
unidos y luchamos juntos, nada habrá sido en vano.
© Marisa Peña
© Marisa Peña
Marisa Peña
cada vez comprendo mejor a mi abuela, cuando me explicaba que ella
resistió gracias a la fraternidad, a la solidaridad, al hilo de Ariadna
que tejieron todos ellos para protegerse en tiempos terribles. Ganaremos
la luz, como decía León Felipe. Porque frente a las tinieblas que
quieren echarnos encima siempre habrá un faro de resistencia y sabremos
donde encontrarlo.
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