Carmen Bachiller 26 de agosto de 2023
Se cumplen 40 años del hallazgo de una de las joyas arqueológicas de Castilla-La Mancha. Visitar el parque de Carranque permite descubrir cómo era una villa romana, un mausoleo y los restos de un edificio palacial, en el municipio toledano del mismo nombre, al límite con la Comunidad de Madrid.
Fue un 23 de julio de 1983. Samuel López Iglesias se encontraba trabajando en una finca agrícola regentada por la familia. “Ese día estaba solo, aunque somos diez hermanos y todos trabajábamos juntos en una huerta extensiva junto al río Guadarrama, en unos terrenos arrendados al ayuntamiento”
Antes de llegar allí la familia de Samuel, una empresa tenía en el lugar una explotación minera para extraer arena. “El suelo estaba lleno de fragmentos de ladrillo, teja o cerámica fina como la sigillata, típica de la época romana y además encontramos diversas herramientas, pesas de plomo y arcilla, una llave…”
La labor agrícola se convirtió en una ‘prospección’ diaria del suelo. “Cogíamos los tomates, pero también la sigillata”, bromea. Ese día, relata, “encontré una piedra pequeña, cúbica, negra y manchada de blanco por un lado de haber estado pegada al mortero. Pensé que era la tesela de un mosaico”.
Rebuscó bajo la paja del sembrado y encontró más. “Y también cuatro o cinco trozos de un mosaico. Entonces levanté el arado para explorar con un palo. Me fui corriendo a la zona de huerta para buscar a mi hermano. Hicimos agujeros y había mosaicos por todas partes”.
Resultó que sus cultivos se encontraban sobre restos arqueológicos romanos que pertenecieron a la que hoy se conoce como Villa de Materno, un terrateniente que fue tío de Teodosio, el emperador que gobernó Roma desde el año 379.
Bajo la superficie de este pueblo toledano se terminaron descubriendo más de 20 mosaicos en una superficie de unos 1.100 m2. El primero de ellos, explica, “se lo llevaron en trozos para ponerlo en el Museo de Santa Cruz en Toledo. Y en 1999 o en el año 2000 lo volvieron a traer sin restaurar y sin exponer. Hubo que restaurarlo aquí. Hubo otro, el mosaico de la Ilíada, que también hubo que restaurar. El resto estaban perfectamente conservados”.
La villa de Materno surgió en un momento del Alto Imperio Romano como centro de explotación de los recursos agrícolas del entorno y en época tardorromana se configuraba como un importante centro de poder de un territorio que, señala el departamento de Cultura de Castilla-La Mancha “aún por definir y caracterizar”.
A Samuel López siempre le picó la curiosidad por el patrimonio. “Desde pequeño me gustó la arqueología cuando a los siete años en el cole nos pusieron diapositivas sobre Egipto”, aunque no tuvo ocasión de estudiar. Por eso todas sus reflexiones y auto aprendizaje lo refleja en un blog donde escribe sus impresiones y hasta teorías propias sobre el lugar. Ha viajado por todo el mundo para documentarse, nos cuenta.
Defiende que en Carranque hay “una segunda villa romana a la que las autoridades no le han dado ninguna importancia. Está a un kilómetro y medio del parque arqueológico. Es lo que fue el antiguo Carranque de Yuso. Había dos, el de Yuso y el de Suso”, que vienen a definir ‘abajo y arriba’.
Un pleito de nueve años
Reconoce que no simpatiza con los arqueólogos. “Te consideran un intruso y de hecho con Carranque tuve un problema gordo porque no me reconocieron el descubrimiento”. Cuatro décadas después cuenta que lo que encontró le marcó para siempre. “Lo recuerdo cada día porque es mi segunda vida. Han pasado 40 años y sigo pendiente del parque, de las excavaciones, de estudiar visitando ruinas romanas por el mundo… Es mi principal hobby”.
El hallazgo les costó un pleito en los tribunales de nueve años con la Administración pública que terminó en el Supremo. “Después de haberlo descubierto, de haber llamado al museo, de haber llevado allí a todos… Su versión fue que lo habían hallado excavando” (...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario