19/3/23
Nunca pensó
que podría reencontrarse.
Todo lo parecido a la realidad
Cada noche era día
en los parámetros de la almohada.
No sabía contar
cuántas fueron sus lágrimas,
sus silencios ahogados.
Ojos de tierra inmaculada,
caminos sin fin determinado,
sangre y roca
hasta reventar
la mísera parcialidad de la luna.
Sobrevivió al colágeno
y a sus misterios.
Murió de sobredosis de rimel
hasta que no pudo abrir sus ojos.
Ella que era bella y dulce,
escaparate de terciopelo,
luciérnaga temprana,
aún con sus arrugas.
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PERROFLAUTAS DEL MUNDO Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto (en accidente laboral), de Isaac Rosa
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