11 de mayo de 2024 Raquel Marcos Oliva
La posibilidad de que los estudiantes, los nuestros, los de todos los países occidentales, puedan tener razón y confronten a los gobiernos provoca un cortocircuito en la mentalidad liberal, en la que los jóvenes son meros depositarios de una herencia que para ellos es inservible
Estudiantes y otros partidarios propalestinos expresan su desaprobación por tener policías en el campus de la Universidad de Columbia en Nueva York. EFE/SARAH YENESELLos universitarios protestan. Y tienen razón
No hace falta vivir en EE UU para saber que una buena parte de los conservadores americanos consideran que las universidades son un nido de rojos, culpables en primer grado de que exista un discurso woke que impide la libertad de expresión. El desconocimiento general hace que olvidemos que muchas de las protestas contra la guerra de Gaza tienen lugar en universidades privadas pobladas de alumnos modélicos que creen a pie juntillas el relato americano del esfuerzo y la meritocracia. También que los mismos que han defendido que se pueda decir “cualquier cosa” abogan ahora por no permitir decir absolutamente nada en contra de la campaña de Israel en Gaza ni de los ya cerca de 35.000 palestinos (civiles) muertos. El 18 de abril, la policía desalojó el campamento que habían montado estudiantes de la Universidad de Columbia y arrestaron a más de cien manifestantes, en una irónica vuelta de tuerca al discurso republicano de que hay que proteger la libertad de expresión, aunque parezca delito de odio. Esa libertad de expresión que es sagrada si se critica al colectivo trans pero no tanto si se cuestiona a Netahyahu. La intervención policial provocó un levantamiento nacional de estudiantes americanos para poner fin a la guerra en Gaza y (aquí entramos en un asunto doloroso para el país que ha hecho del capitalismo una bandera) poner fin a los vínculos financieros de las instituciones universitarias con Israel. Desde entonces, más de dos mil personas han sido arrestadas en al menos cuarenta y seis campus universitarios de Estados Unidos. El curso está a punto de finalizar aunque se adivina que la convención demócrata, que se celebrará en agosto en Chicago, reactivará las protestas. Illinois y Michigan, los estados alrededor del lago Michigan, cuentan con comunidades árabes numerosas e integradas. Es lo que el actor Ramy Youssef, popular por su papel en 'Poor things' y cómico musulmán de larga trayectoria, llama la América árabe, “un lugar lleno de jóvenes americanos musulmanes que no se diferencian en nada de los jóvenes americanos no musulmanes que pasan la mayor parte de su tiempo masturbándose”.
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