Paquita Caminante · eldiario.es Raúl Rejón - 8/08/2019
La
agricultura en España produce el 12% de las emisiones de gases
invernadero, el mismo nivel presentado en el análisis científico que
pide modificar la dieta mundial
La ganadería intensiva y la aplicación de fertilizantes son los principales focos, según el Inventario Nacional de Emisiones a la Atmósfera
La degradación derivada del uso intensivo del suelo en zonas áridas como el 70% del territorio español acelera la desertificación exacerbada por el cambio climático
La ganadería intensiva y la aplicación de fertilizantes son los principales focos, según el Inventario Nacional de Emisiones a la Atmósfera
La degradación derivada del uso intensivo del suelo en zonas áridas como el 70% del territorio español acelera la desertificación exacerbada por el cambio climático
¿Carne sí o carne no? Guía rápida para entender por qué la ONU pide un cambio en la alimentación
La advertencia de la ONU sobre la necesidad de cambiar el modelo de producción de alimentos para atajar la crisis climática apela
directamente a España. Los avisos globales para consumir carne con
métodos más sostenibles y reducir las emisiones de gases ligadas al
sistema intensivo de la industria agrícola y ganadera inciden en la
manera en que España gestiona su territorio para obtener comida. Un 23%
del efecto invernadero es achacable a estos procesos. Un tercio de la
comida termina desperdiciada, según el IPCC.
Los
expertos científicos de la ONU han lanzado el mensaje: la humanidad
necesita otra forma de alimentarse y producir su comida para frenar el
cambio climático. España también. Solo las actividades agrícolas suponen
el 12% de las emisiones españolas y crecieron en 2017 un 3,1% (el
último año cerrado). Calca el nivel atribuido a nivel planetario a este
sector.
Dos tercios los emite la ganadería que también registra
incrementos "debido principalmente al aumento de la cabaña de vacuno
para carne y cerdo blanco", explica el Inventario Nacional de Emisiones.
La digestión de la cabaña y la gestión de estiércol son dos focos
cruciales de gas. Además, los campos de arroz y la aplicación de
fertilizantes aparecen en lugar destacado en el listado español.
Expansión de grandes granjas ganaderas
Un
gran consumo de carne conduce a una gran producción para satisfacer esa
demanda. Las advertencias sobre el modelo de producción de carne del
IPCC encaja con la situación en España: el modelo intensivo de ganadería
que multiplica la producción de carne se extiende cada vez más. Los
expertos han indicado que los productos de origen animal que se consuman
provengan de sistemas "más sostenibles con bajas emisiones de gases de
efecto invernadero" que distan del modelo altamente industrializado.
El
número de cabezas de cerdos y vacas en España crece, la mayoría en
explotaciones intensivas. A 1 de enero de 2019 el censo bovino estaba en
6,6 millones ejemplares. El de cerdos superaba los 31 millones –se
sacrificaron 50 en 2018–. Los pollos rebasaban los 331 millones y las
gallinas para huevos los 50. Todos superan sus registros de 2016, según
los informes del Ministerio de Agricultura. España es el segundo
productor de la Unión Europea de porcino "acercándose paulatinamente al
primero", recuenta el Ministerio.
El informe de la ONU
explica la huella ambiental que implica el creciente consumo de carne a
gran escala: mayores emisiones de metano (CH4). "Más de la mitad del total mundial proviene del ganado rumiante que ha crecido un 70% desde 1961", relatan. Además, España incumple repetidamente los límites de emisiones a la atmósfera de amoniaco (NH3)
provocadas, especialmente, por los desechos orgánicos de la cabaña de
cerdos. Desde que entró en vigor en 2010, nunca se ha respetado el techo
comprometido con la Unión Europea.
Consumo y contaminación del agua
Los cálculos de los científicos ilustran que el mundo consume el doble de agua para riego de cosechas que en 1961 (...)
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