Fernando Broncano R 18/1/21
Los procesos de gentrificación de los barrios tienden a ser vistos como procesos naturales de una ciudad, pero son uno de los procesos más sucios de explotación. En este artículo, de esta maravillosa revista de filosofía aplicada que es Aeon, se argumenta que son procesos de dominación injustos que explotan la vulnerabilidad de los más débiles. En realidad son procesos de expropiación de lo que otros construyen como común. Tendemos a pensarlos como simples procesos de ocupación urbana por parte de gente con mayores rentas, pero son mucho más: los barrios expropiados son culturas que han sido construidas de relaciones sociales entre gente vulnerable que tiene poco más que sus lazos de apoyo mutuo y que por ello construyen espacios de lo común. La forma de expropiación es sencilla: producir aumentos de precios de la vivienda artificiales para que no puedan ser pagados por los inquilinos o directamente expulsar mediante medios semilegales a los pequeños propietarios. David Harvey ha propuesto considerar estos procesos como un sistema de explotación similar al de la explotación del tiempo de trabajo. Lo que hace atractivos los barrios gentrificados es aquello que la gentrificación destruye: la propia condición de barrio como entidad social e histórica. Lo importante del artículo es que propone clasificar la gentrificación en el marco de los procesos de pérdida de libertades, entendidas estas al modo republicano como no dominación.
Para quienes no lean inglés, es un artículo que merece la pena pasar por el botón de traducir.
Daniel Putnam
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