octubre 05, 2006

Tristeza y Depresión (24.1)

La tarde que escuchó de labios de su niña ¡Mamá! ¿por qué tienes siempre la cara triste? fue el primer día de un lento, largo, doloroso camino.
Miró de frente su vida, en lo que había desembocado, y no le gustó nada lo que vió. No era feliz, el día a día que se había procurado no la llenaba, le parecía que no era bastante, que no podía ser sólo eso, que todo no podía resumirse en comer, dormir y trabajar.
Luego vendría lo de: si tus hijos están bien de salud y no te dan problemas escolares, si tienes trabajo y considerando los considerandos no está mal, si no tienes problemas económicos, si tu pareja ... no se emborracha, no te pega, no se juega el dinero a las cartas, cosas que se decían años ha para cantar las bondades de los pater familis -cabezas de familia-.
Pese a todas las lecturas positivas que se pudieran dar a su vida, se bloqueó. Su razón rechazaba ... rechazaba. No comprendía cómo había tomado esa deriva. En qué momento declinó de sí misma, en qué momento eligió abandonar, no luchar, no pelear por lo que le parecía justo, no defender su postura y optar por la del contrario, ponerse en segundo lugar. Toda la vida poniéndose en el lugar de los otros y olvidó el suyo propio, lo olvidó.
Y este fallo le pasó factura, la cara factura.
Creyó haber sacado ya la lectura apropiada de la experiencia, haber cambiado su orden de valores, lo que llaman prioridades, pero ... algo falló y repitió.
El mundo se le cayó nuevamente encima. No comprendía nada. ¿No había aprendido nada?
Repitió los ciclos, la depresión se hizo recurrente, se cronificó, llegando hasta un total de 5 episodios en el espacio de 7 años. En el curso del cuarto de ellos desistió, renunció a todo, se bajó del barco y ... apareció su hija, la tomó de su mano y la condujo hasta el puerto.

Dedicado a mis hijos. PAQUITA

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Son momentos terribles ante los que quienes estamos alrededor quizas no sepamos actuar debidamente.

Ante la cercanía que he tenido con esos episodios en alguien muy querido para mí, la verdad, me confieso un poco incapaz, no sabía muy bien como actuar. Con el tiempo se ha ido arreglando pero temo a la depresión, porque me hizo sentir muy impotente ante ella.

La niña desde luego, milagrosa...si...Un gran motivo para seguir, si.

Felicidades, y Besos.

Morgana dijo...

Paquita, cómo te entiendo...
"Toda la vida poniéndose en el lugar de los otros y olvidó el suyo propio, lo olvidó.
Y este fallo le pasó factura, la cara factura..."
Me alegro tanto de que esa maravillosa niña lograra iluminar el final de este tunel terrible...
Un beso enorme.

Anónimo dijo...

Mal asunto el de la depresión. Vicente Verdú escribe: "Cada época tiene su emoción distintiva y nuestra emoción dominante es la depresión. En la actualidad hay hasta diez veces más personas deprimidas que hace dos generaciones y el índice sigue aumentando cada día. Las personas sufren hoy depresión diez años antes que sus padres y, en algunos casos, se presenta en la primera adolescencia e incluso en la infancia".
Epv

Anónimo dijo...

A veces, como bien describes, algún reducto en lo más profundo del corazón pincha. Tan profundo es que no sabemos ponerle palabras y sólo mostramos la cara del dolor, del desconcierto y hasta del vacío. La labor, la tarea ardua de los que sufren al ver el sufrimiento, el encontrar esa chispa que haga saltar la vida, es lo que cuenta. Si pudiéramos… tan sólo con una varita mágica cambiar esos momentos!
Bonito escrito! Paquita, pero tan triste.
Besos,