enero 03, 2007

Gerontofilia ?

¿Quien fue el primero? Seguramente Enrique Tierno Galván, ella tenía cerca de 25 años, él la duplicaba la edad con holgura.
Se enamoró de él rápidamente, escucharle era un placer inmenso, incluso verle, porque guapo, guapo, no es que fuera, pero su cara reflejaba serenidad, bondad, no le veías arrastrado por la ira, supongo que también tendría sus momentos, pero ... yo, yo no se los vi.
Después descubriría a Jose Luis Aranguren, a Enrique Miret Magdalena, a Julián Marías, a Jose Luis Sampedro, José Saramago..., todos ellos venerables, todos ellos... ancianos.
¿Por qué esa atracción por la edad avanzada? Porque emanaban sabiduría por todos los poros de su cuerpo, emitían juicios severos, rotundos, verdaderos, sin que les temblara la voz, habían ... vivido.
Esa afición la llevaría a conservar las fotos en que aparecían sus personajes, una por cada uno, en tamaño revista. También guardó la de Francisco Tomás y Valiente, aparecida en un semanal de El País, con ocasión de una entrevista que le hicieron y le pareció de lo más sensato que se podía leer, incluso ... incluso recuerda una frase que dijo en ella: " Todos desde sus respectivos puestos de trabajo deberían ayudar a que la sociedad fuera mejor" -no es literal porque escribo de memoria- pero creo que la idea era ésta. A los pocos días un descerebrado entró en su despacho de la universidad y le mató de varios tiros. A él no le dejaron envejecer tranquilamente.
Sería bastante después cuando cavilaría que todos, o casi, de sus queridos, eran personas de las llamadas mayores, y realmente lo eran, eran mayores, mucho más grandes que la gran mayoría, eran una referencia a seguir, eran ... mi referente.

Este artículo se lo dedico a Antonio, una bella persona a la que conocí el 17 de diciembre pasado, durante una excursión en Morata de Jalón. Va por ti.
PAQUITA

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tuve la oportunidad de conocer y compartir mantel con Aranguren (creo que lo conté hace tiempo en un post "El viejo profesor") cuando tenía veinte años. De aquella noche guardo un gratísimo recuerdo porque me pareció un hombre muy cercano, afable y muy moderno (lo de sabio lo daba ya por hecho entonces).

A Sampedro y a Saramago tambien les sigo hace años. En mi reciente visita a Lisboa usé sus citas para guiarme por la ciudad...Me parecen todos ellos gente honesta.