marzo 30, 2009

Aluenda, el Moncayo y Yoga, Marzo 2009

Olvidé mencionarlo. Desde Aluenda se disfruta de una panorámica excepcional... el  Moncayo (2313 m) se ve desde cualquier punto del pueblo, salvo que una de las pocas viviendas te lo oculte.
El Macizo está al fondo del valle formado por dos afluentes del Jalón, afluente a su vez del río Ebro ¿de qué me suena este nombre?... no importa, ya lo recordaré. Siendo el más meritorio de ambos el río Isuela. Bonito nombre: Isuela.
Según mis propias estimaciones la distancia que nos separa/une es de unos 60 km -en línea recta-.
La atmósfera no está absolutamente limpia, lo que supone que en las grandes distancias no vemos con toda nitidez. Pese a ello, el macizo del Moncayo se ve coronado por la nieve, que desciende de él más de lo que debe ser habitual, en esta época y durante todo el año, al igual que pasa con los restantes sistemas montañosos de la península. Bien es verdad que yo sólo puedo dar fe de la Sierra de Guadarrama y de la de Gredos, el resto son informaciones ajenas.
A las 5 y media del sábado 14 de marzo estamos de nuevo en "la gran sala". Serán tres horas de yoga, esta vez en parejas ¡qué bien! Me toca chica, Elena, algo más alta que yo ¿? es cierto, no es usual pero a veces me pasa. Su edad será... como 20 años menos que yo: treintaypoco. De profesión: enseñante... de Lengua española.
La ventaja de "hacerlo" en parejas ¡hacerlo en parejas! suena libidinoso. A lo que iba... la ventaja es que, de esta forma, llegas más lejos en las posturas de lo que consigues habitualmente tú solo.
El tiempo se pasó en un vuelo, cuando salíamos faltaban 15´ para la cena.
Tras la cual tuvimos ¡película! los dueños/gerentes/directores comerciales/currantes en suma, de la Casa Toya -nombre de la madre de Conchita, derivado de Victoria ¡si es que lo pregunto todo!- nos invitaron a ver el pase "privado" en una sala adyacente a la recepción/sala de estar. ¿Qué vimos? Hamám. No la conocía, no había oído de ella -nada raro ya que no me muevo en el circuito cinematográfico... para mi verguenza- y me gustó, creo que era italo-turca o a la inversa.
Antes de las 12 ya estábamos en la habitación... Julio y yo.
Este podría haber sido un excelente final pero ¡cómo no voy a mencionar el lugar en que practicamos al día siguiente!... una terraza -practicada en la ladera del monte- cultivada de hierba y regada -recién, por lo mojada que aun estaba en su primera parte-. ¡Primera vez que lo hacíamos al aire libre! Y fue precioso, los pájaros y su canto, que nos acompañaron durante las dos horas que dedicamos a los ejercicios, la brisa que suavemente nos daba en la cara... y Jose que, inteligentemente, dedicó esa mañana a la práctica pasiva -tumbados en el suelo- un placer para los sentidos.

Texto relacionado:paqquita.blogspot.com/2009/03/aluenda-de-nuevo.html

PAQUITA

1 comentario:

Duende Crítico dijo...

Me encanta el Moncayo, sobre todo por la parte aragonesa con sus hayedos y robledales...