María Torres / 25 Junio 2014
Acaba de apagarse una de las voces más personales de la literatura española. Desde que escuchó las tres palabras que encierran la frase "Érase una vez",supo que "el que no inventa, no vive", y desde su frágil existencia infantil comenzó un camino que desembocaría en un universo imaginativo, lírico, emocional, lleno de compromiso social y mensaje poético. "En todo lo que yo he escrito hay una protesta, social, humana, del oprimido contra el opresor", decía. La literatura fue el asidero y el faro salvador de las tormentas que invadieron su vida, aun sabiendo que "en la Literatura -en grande-, como en la vida, se entra con dolor y lágrimas"
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