I Jornadas de Estudios Campesinos y Soberanía Alimentaria. Granada. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. 16 y 17 de Abril de 2015. Publicado: http://grupojuandiazdelmoral.org/2015/03/06/i-jornadas-de-estudios-campesinos-y-soberania-alimentaria-granada-facultad-de-filosofia-y-letras-de-la-universidad-de-granada-16-y-17-de-abril-de-2015/
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Las Jornadas de Estudios campesinos y Soberanía alimentaria pretenden ser un espacio de dialogo, intercambio y reflexión en torno al panorama actual de los estudios campesinos y los procesos sociales, agrarios, campesinos e intelectuales por la Soberanía alimentaria. Las jornadas se entienden como un espacio de formación, divulgación y discusión de las diferentes propuestas de trabajo que se están llevando a cabo desde distintos lugares del Sur y del Norte global. Estas jornadas van destinadas a la formación, concientización y sensibilización en materia alimentaria y ecologista en el ámbito universitario andaluz concretamente de la Universidad de Granada y al conjunto de la sociedad andaluza.
La cuestión agraria y campesina, así como la cuestión alimentaria es parte central del debate político, social e intelectual en la Andalucía y la Europa del siglo XXI.
La cuestión agraria no se reduce a la cuestión del campesinado. Si no que abarca todas los ámbitos de la vida política y económica de las sociedades contemporáneas. En nuestro caso Andalucía, sigue siendo un territorio eminentemente agrario. Una sociedad fundamentalmente rural con una tradición agraria y campesina que ha condicionado lo que hemos sido y lo que somos.
La pregunta es si el capitalismo y las instituciones vigentes pueden dar respuesta a los problemas de gobierno y organización que suscita la agricultura en relación con la cuestión social, laboral, económica, alimentaria, ambiental, humanitaria, etc.
Las principales problemáticas a las que se enfrentan la sociedad andaluza y las sociedades campesinas a nivel internacional siguen siendo muy parecidos a los de siglos atrás: el latifundismo, la pobreza, el paro, la exclusión, el acaparamiento de tierras, la deuda pública afrontando la deuda privada, la subvención a la desmovilización y no a los sectores productivos. La supremacía de las grandes empresas que supone el agravio a las clases populares y campesinas. Las subvenciones de la Política Agraria Comunitaria a las grandes superficies agrícolas que no son explotadas o que son manifiestamente mejorables. La venta de tierras públicas a manos privadas. La desarticulación del IARA, el nuevo acaparamiento de tierras que se está dando por parte de las grandes entidades bancarias. La penetración de la fractura hidráulica. Estos son algunas de las problemáticas y de los retos a los que se enfrenta la sociedad andaluza, y la inmensa mayoría de sociedades agrarias y campesinas del mundo.
Ante estas duras condiciones las campesinas y los campesinos del mundo generan nuevas propuestas, desde abajo, como ha sido la propuesta de la Soberanía alimentaria lanzada en los años noventa por La Vía Campesina. La vía campesina es la articulación campesina internacional que agrupa a más de 200 organizaciones de más de 150 países del mundo. Formado por organizaciones campesinas, indígenas, de pequeños/as agricultores/as, migrantes y trabajadores sin tierra se trata de la articulación campesina internacional más fuerte de nuestra Historia contemporánea internacional. La soberanía alimentaria, propuesta política, económica, agraria y alimentaria es el reclamo lanzado por las organizaciones campesinas en demanda de soberanía en las cuestiones relativas a la agricultura y a la alimentación. La soberanía alimentaria se entiende como una alianza política y económica desde abajo entre los grupos campesinos productores de alimentos y los sectores consumidores. Se trata de una propuesta para politizar la producción de alimentos, pero también para politizar el consumo. La explotación no se ha ejercido únicamente a través de la producción sino también a través del consumo. La demanda de alimentos seguros, de buena calidad, ambiental y ecológicamente sostenibles se ha convertido en una de las luchas sociales y políticas mas fuertes llevadas a cabo tanto en el sur como en el norte. Las alianzas Sur-Sur, y Sur-Norte forman parte ahora de los nuevos ejes políticas de las nuevas agendas emancipadoras.
Las luchas campesinas definidas por una constante búsqueda de la autonomía y el progreso frente a patrones múltiples de dependencia, explotación y marginación generan un discurso emancipatorio, en sentido clásico y nuevo, desde la conformación de nuevas identidades vinculadas a la calidad de vida autogenerada, al manejo sustentable de recursos, experiencias percibidas y valoradas desde el mundo urbano.
Pero todo es un espacio conflictual, de resistencia frente a prácticas de Imperio que impacta de forma degradante en el medio natural, de la biodiversidad, de la calidad de los alimentos… frente a la homogeneidad aparecen “multitudes” de formas campesinas transversales al modelo, supuestamente imperante desde los imperios agroalimentarios.
Si se miran los datos que proporciona la FAO y otras organizaciones y estudios pueden detectarse signos inequívocos de deterioro y descomposición del orden establecido que se manifiestan en una profundización en la polarización social en la que se dan la mano la mayor concentración de tierras en manos privadas y situaciones de precarización y nueva esclavitud en los trabajadores del campo.
Un estado crónico de situaciones de hambruna en varias decenas de países que golpea de forma brutal a mujeres campesinas o expulsadas de las tierras de cultivo. Al mismo tiempo se mantienen y promocionan prácticas agrarias que coadyuvan claramente a la erosión y pérdida de materia orgánica de los suelos, a la contaminación y agotamiento de acuíferos y a la pérdida de biodiversidad. La modernización de la agricultura por lo demás provoca un enorme éxodo rural que conduce a millones de campesinos a los suburbios y arrabales de las grandes ciudades. Son desechos humanos, individuos basura o infra-clase.
Muchos grupos sociales están sufriendo el impacto de un cambio en los paradigmas de producción agraria que tiene su traslación en la modificación de las condiciones ambientales de producción. Nuevos episodios climáticos que generan un impacto en las formas de asentamiento humano, desplazan de forma forzosa, obligación a la emigración o simplemente desalojan a enormes grupos de población, convertidos en nuevos “refigurados ambientales”.
En suma, en general no se ha avanzado en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, proclamados solemnemente por la ONU en el 2000. Y de seguir así las cosas es más que probable que en 2015 la situación sea aún peor. Puede afirmarse entonces que hoy sigue habiendo cuestión agraria, en la que el tema de la propiedad de la tierra sigue siendo central, si bien no el único. Se trata de una cuestión en la que se ven implicados desafíos desde el punto de vista tecnológico, ecológico, político y cultural.Una mirada al pasado de las reformas agrarias, las luchas campesinas y los experimentos de la modernidad tiene pleno sentido en nuestros días. Se trata ni más ni menos de intentar comprender el presente de la mundialización y el alcance de los desafíos a los que nos enfrentamos hoy desde Andalucía.
¿Qué papel juegan hoy en nuestra Andalucía, los movimientos sociales agrarios, y los sindicatos campesinos en la articulación de procesos de transformación social?
¿Son los movimientos sociales los sujetos estratégicos de emancipación?
¿Cuál es el papel de las mujeres y de la visión de género en esta conformación de un nuevo modelo agrario conformado desde la agroecología y desde la economía social?
¿Qué política agraria puede ejercer una práctica agraria sostenible desde el punto de vista ecológico, con el respeto a la dignidad y la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de las personas que se dedican a la producción agraria, en particular las asalariadas y las que son titulares de pequeñas explotaciones de tipo familiar, y al mismo tiempo con la diversidad social existente tanto en Andalucía como en el Mundo?
Un análisis la situación del campo Andaluz y de los movimientos sociales agrarios y de los desafíos que suscita la cuestión agraria en una región como Andalucía, no puede ignorar lo que está sucediendo hoy en el Mundo, los límites y contradicciones de la Junta de Andalucía y de organizaciones tales como las Naciones Unidas, la FAO y, sobre todo, la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional. los límites y contradicciones de la propia Unión Europea al calor de las propuestas políticas articuladas por La Vía Campesina Internacional.
Se han roto las relaciones formales e informales de producción, se subordinan los usos individuales y comunitarios de recursos –hasta ahora estrategias reproductivas- a los intereses de los grandes grupos del agro-negocio, se nos han roto los lazos de soberanía, tanto como productores como consumidores. Cuestionando las formas de producción agroalimentarias, sustentada en parámetros de seguridad alimentaria y biológica, se ha puesto en cuestión nuestra formas más primaria de soberanía y ciudadanía política: nuestro derecho a la libre decisión sobre como y qué necesitamos para mantenernos como seres vivos, sin atentar contra nuestra viabilidad como especie.
Una mirada al pasado no se hace hoy sin tener en cuenta los estudios comparativos y la dimensión mundial sin la que no pueden entenderse las diferentes organizaciones políticas desde el siglo XVI. Y una mirada hacia el futuro tampoco se puede hacer ignorando el fenómeno de la mundialización, sin olvidar al mismo tiempo la particular relevancia que siguen teniendo las formaciones sociales en el marco de los Estados-nación y los agregados regionales.
El proyecto de Jornadas de Estudios Campesinos y Soberanía Alimentaria se da en el contexto de una serie de trabajos colectivos y encuentros multidisciplinares llevados a cabo en diferentes espacios del Estados español dinamizados por grupos de investigación, espacios de activismo y sujetos sociales tales como el Instituto de Sociología y Estudios Campesinos, la Revista Soberanía Alimentaria, Hegoa, la Cátedra ciudadana, miembros de la Universidad de Granada del Proyecto País, y otros grupos como COAG, Red andaluza de semillas, el Foro por un Mundo Rural vivo y otros sujetos siempre relacionados con la soberanía alimentaria, con las alternativas rurales y con la agricultura ecológica. En el seno de estos encuentros nace la necesidad de tender puentes y lugares compartidos entre los esfuerzos que se dan por parte de activistas y ciudadanos de lograr modelos alimentarios más sostenibles y por otro lado los esfuerzos que se dan en los ámbitos académicos e intelectuales de tratar de generar nuevos modelos alimentarios alternativos que estén en equilibrio con el medio ambiente y que aseguren la capacidad de las sociedades para poder desarrollar políticas alimentarias propias. Es desde esta filosofía que surgen estas Jornadas sobre Estudios Campesinos y Soberanía Alimentaria.
Las Jornadas de Estudios Campesinos y Soberanía Alimentaria vienen a cubrir un espacio de ausencias. Se trata de generar diálogos sociales entre diferentes actores y sujetos. La soberanía alimentaria nace de la preocupación ciudadana por unas políticas agrarias y alimentarias que generar cada vez mas, escasez, problemas sanitarios, desequilibrios medioambientales y explotación económica y laboral en diferentes puntos del sistema mundial. Andalucía por ser espacio fronterizo de este sistema mundial se encuentra en lugares como consumidora del primer mundo de productos extraídos del tercer mundo, pero en otro sentido también se encuentra como territorio de extracción para la exportación de alimentos a otras zonas del norte global. La propuesta de la soberanía alimentaria trata de generar esos espacios de interdisciplinariedad y multidireccionalidad del discurso en los que se puedan contemplar alianzas entre productores de alimentos y consumidores, entre ciudadanos, ecologistas, sindicalistas campesinos, estudiantes, investigadores y activistas del mundo de consumo responsable.
Las jornadas vienen a sembrar este campo de dialogo, estos espacios de formación intelectual y de concientización, de sensibilización sobre otras formas posibles de entender el consumo alimentario, la producción alimentaria, nuestra relación con la naturaleza y con el medio, así como con otros sujetos sociales productores y también el modo de pensar el empoderamiento en torno a esa formas otras de entender el consumo como formas participativas de acción social.
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