agosto 05, 2017

Teoría de todo: Si ganas menos de 1000€, si tienes que compartir un piso con 4 personas más para tener dónde vivir..., de sr cosa

COPIADO de la pág de fb de Carmen Jiménez Díaz el 5/8/2016  
La manipulación de los valores personales en función, por no decir en beneficio, de los valores económicos.
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May 04, 2016  http://sr-cosa.tumblr.com/post/143849194446/si-ganas-menos-de-1000-si-tienes-que-compartir
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Si ganas menos de 1000€, si tienes que compartir un piso con 4 personas más para tener dónde vivir, si no puedes permitirte comprar nada de primera mano, si tu única tranquilidad económica te la da que siempre puedes volver a casa de tus padres… no es que seas joven, no es que seas “precario”: es que eres pobre.
Y sin embargo, la “vida precaria” de los jóvenes (la pobreza), lejos de ser vista como un drama, está fantásticamente considerada para la mayoría, un paso necesario y normal - siempre que no seas de la Dinastía Botín o Rockefeller - para llegar algún día a tener un trabajo decente. Como yo ya empiezo a ser viejo, recuerdo cuando hace unos años el mileurismo era un drama. Ahora, quien cobra más de 1000 euros es un privilegiado, pero las calles siguen vacías, no arden los bancos y políticos y empresarios pasean tranquilos por la calle. La victoria ideológica del capitalismo a día de hoy es tal que convertimos en virtud cualquier miseria que nos traiga. Bajo el lema del “anti consumismo” llenamos nuestras habitaciones, siempre temporales, de muebles y adornos que recogemos de la basura, de soluciones “recicladas” que se convierten en signo de identidad y forma de vida y no en una necesidad. “No necesitamos tanto para vivir” es el lema. Es cierto, pero esta forma de vida reciclada sólo es posible porque a unos pocos les sobran muchas cosas que nosotros reutilizamos.
La ideología dominante puede convencernos de que usamos bicicleta y no coche porque somos ecologistas y no porque no podamos ni soñar en estar pagando plazos con unos míseros salarios que sólo están garantizados por seis meses.
A día de hoy, no hay nadie mejor considerado socialmente que una persona que se defina como “dinámica, flexible, abierta a nuevas experiencias, de todos sitios y ninguna parte, sin rumbo fijo por la vida”. Pero no somos nosotros los que lo hemos decidido que esto sea un valor, sino quienes han destruido los derechos laborales hasta que no nos queda otra que vagar de ciudad en ciudad, de país en país, agarrándonos a lo primero que salga intentando encajar en lugares de los que probablemente nos marchemos antes de que nos sintamos en casa. Y quien único sobrevive en este mundo son los que tienen la habilidad de adaptarse constantemente a situaciones nuevas. La amistad, las relaciones amorosas… todo tiene fecha de caducidad cuando no tenemos nada sólido a lo que agarrarnos, pero una vez más el capitalismo tardío, incapaz de ofrecer a un trabajador un puesto fijo, nos vende esta inestabilidad emocional como una serie de experiencias enriquecedoras que te hacen crecer en la vida. Las emociones y las personas que las producen se convierten en un objeto de consumo inmediato usar y tirar. Quien no vive en una montaña rusa emocional, no sólo es un aburrido, es que no vive. Quien no se va a buscarse la vida fuera, es un fracasado. El que es introvertido y no es capaz de soportar tantos cambios, tiene una patología que tratarse.
Lo que antes era la dura experiencia de la emigración ahora tiene un programa en TVE que lo convierte en la gran aventura de ganarse la vida fuera del país. Y no hablemos de quienes no tienen estudios universitarios que les facilite esa gran aventura. Literalmente, no hablemos de ellos, porque para ellos no existen.
Quien posee los medios de producción material - decía un señor muy viejo y obsoleto, o eso dicen - posee también los medios de producción espiritual. O dicho de otro modo, los propietarios de las grandes empresas, grandes bancos y grandes medios de comunicación tienen el poder de insertar en nuestras cabezas los valores personales, políticos y sociales que se adapten a su mercado laboral para que ellos siempre salgan ganando. Y, lo que es más, son capaces de que crean que esos valores son creación individual nuestra. E incluso vistos como radicales y progresistas.
Habrá que esperar, entonces, a ver qué pasa cuando empecemos a encontrarnos con demasiada frecuencia la nevera vacía. Igual nos levantamos de una puta vez. O igual decimos que comer aire es la dieta más sana y natural que hay.
La sensación de vacío, sin embargo, está ahí aun teniendo el estómago lleno.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:  ¿Quién paga el periodismo placebo?, de Antonio Martínez Ron vozpopuli autores Antonio Martínez Ron



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