Gabriel Flores Sánchez · 1/1/2019
Hace unos días me encontré en las redes con esta fotografía y una historia curiosa. Creí que podía ser un montaje. Indagué un poco. La fotografía se hizo el 13 de junio de 1936, en los astilleros de Hamburgo, pero no se publicó hasta 1991. Recoge el gesto de un trabajador desconocido en medio de un mar de brazos en alto de sus compañeros de la empresa “Blohm & Voss” que, tras terminar la construcción del nuevo buque escuela de la Armada alemana, se agolpan al paso de los gerifaltes nazis en el acto de botadura del buque.
El gesto no refleja un despiste o un momento fugaz que un segundo
después se vaya a transformar en otro brazo más en alto. La actitud es
inequívoca, ese hombre ha tomado una decisión: no va a saludar como un
fascista. Brazos cruzados en el pecho con firmeza, quizás para sujetar
sus miedos y no dejar que su brazo derecho se levante. No es un me
gustaría no levantarlo, sino una decisión firme de no hacerlo.
Probablemente, ese hombre sabe lo que se está jugando, quizás su trabajo, puede que su libertad. Probablemente, haya tenido dudas y sopesado diferentes formas de eludir su presencia en esa concentración para evitarse los riesgos de no hacer ese saludo. Finalmente, no ha podido ausentarse o ha decidido afrontar las consecuencias. Puede que no haya expresado nunca distancias visibles respecto al régimen nazi y que haya tomado la decisión sobre la marcha, por no parecerle adecuado sumarse al rebaño o considerarlo un gesto extraño o de excesiva sumisión.
En la foto hay una historia escondida de la que nunca tendremos certezas, pero basta esa hermosa y valiente actitud de resistirse a la corriente y no hacer el saludo fascista para que muchos años después podamos observarle y celebrar su gesto. Y ensalzar la firmeza de un hombre desconocido que, para conquistar un pequeño espacio de libertad y dignidad, decidió armarse de valor y sujetar su brazo derecho.
Probablemente, ese hombre sabe lo que se está jugando, quizás su trabajo, puede que su libertad. Probablemente, haya tenido dudas y sopesado diferentes formas de eludir su presencia en esa concentración para evitarse los riesgos de no hacer ese saludo. Finalmente, no ha podido ausentarse o ha decidido afrontar las consecuencias. Puede que no haya expresado nunca distancias visibles respecto al régimen nazi y que haya tomado la decisión sobre la marcha, por no parecerle adecuado sumarse al rebaño o considerarlo un gesto extraño o de excesiva sumisión.
En la foto hay una historia escondida de la que nunca tendremos certezas, pero basta esa hermosa y valiente actitud de resistirse a la corriente y no hacer el saludo fascista para que muchos años después podamos observarle y celebrar su gesto. Y ensalzar la firmeza de un hombre desconocido que, para conquistar un pequeño espacio de libertad y dignidad, decidió armarse de valor y sujetar su brazo derecho.
Gabriel Flores Sánchez Para
quienes tengan curiosidad y quieran conocer algo más de esa historia y
al posible protagonista de la fotografía (hay dos familias, al menos,
que han identificado al hombre de los brazos cruzados como un familiar),
pueden encontrar información en las siguientes direcciones:
http://www.strangehistory.net/.../german-non-saluter-myth/
http://www.fasena.de/courage/english/1.htm
http://www.strangehistory.net/.../german-non-saluter-myth/
http://www.fasena.de/courage/english/1.htm
- Iñaki Kortabitarte Esa foto no es ningún montaje, es real. La vi en Alemania, en Berlin, en una exposición sobre los horrores del nazismo. Un saludo.
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