Paquita Caminante · eldiario.es Laura L. Ruiz
El Another Way Festival trae a España el documental producido y narrado por Natalie Portman que expone
la deriva catastrófica que la industria alimentaria está llevando desde
los años 50
¿Podría imaginar el fundador de Kentucky Fried Chicken
que habría millones de personas comiendo su 'receta original' desde
Corea hasta Ecuador? Desde luego, cuesta imaginar que cuando el coronel
Harland Sanders empezó a servir pollo frito en su gasolinera de Corbin
en plena Gran Depresión pudiera planificar que el consumo de este ave se
dispararía a los números récord de ahora, según los cuales en 2016 cada
estadounidense comió casi 42 kilos de pollo. Un consumo que está
aumentando en la carne de muchos otros animales, como las vacas o los
cerdos, y cuya cría tradicional sería totalmente insuficiente para
cubrir la demanda actual. En ese punto es precisamente donde el documental Eating animals
centra su discurso. Se trata de una película producida y narrada por la
actriz y activista por los derechos animales Natalie Portman que se
podrá ver el próximo 26 de octubre dentro de la Sección Oficial del Another Way Festival. Un festival sobre sostenibilidad e impacto climático que no olvida los derechos animales.
Eating animals
está muy centrada en Estados unidos, que es donde más demanda existe de
consumo de cuerpos de animales y donde se llevó a cabo la mayor
transformación en las últimas décadas del siglo pasado. El ejemplo más
claro: los pollos broiler.
Se trata de una raza creada para producir carne lo más rápido posible.
Si en 1950, un pollo tardaba 90 días en engordar lo suficiente para su
comercialización, esta raza es llevada al matadero con 45. No solo eso,
sino que en lugar de pesar casi 2 kilos, en la actualidad los pollos
boiler pueden alcanzar más de 4 kilos siendo aún crías. De hecho, sus
patas no aguantan y llegan a quedar inmovilizados antes de ser
sacrificados. La productividad es otro de los argumentos de la industria
para seguir esta práctica, ya que el 80% de los pollos de esta raza que
se matan al año en Estados Unidos (unos 42.000 millones) pertenece solo
a cuatro empresas (Aviagen, Cobb-Vantress, Hubbard Farms, Hybro). En
España, se venden crías a 1,55 euros.
Con el hilo del capitalismo por encima de cualquier consideración en la soberanía alimentaria, Eating animals
desgrana otros efectos del 'todo vale'. El cambio climático aparece en
numerosas ocasiones, y es que es inevitable pensar en el impacto
ecológico de las macrogranjas. La contaminación del agua afecta no solo a
territorios cercanos -al filtrarse al suelo y a los acuíferos- sino que
puede tener consecuencias a kilómetros de distancia. Es el ejemplo de
lo que ocurre en Carolina del Norte, donde en los años 90 miles de peces
aparecieron muertos en el río Tar/Pamlico y el actual grado de
contaminación de su ensenada costera es reseñable (...)
El documental denuncia también la falta de transparencia y la inversión
que hacen las grandes corporaciones para tapar lo que realmente ocurre
al otro lado de sus muros (...)
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