Fernando Broncano R · 2/11/2019
Ayer
fui a ver "La trinchera infinita", de Jon Garaño, José Mari Goenaga y
Aitor Arregi, un relato de la vida de un topo escondido desde el
comienzo de la Guerra Civil hasta la "amnistía" de 1969. Me ha parecido
una buena película (quizás al guión le sobran cosas y el resultado es
algo largo), bien realizada y efectiva en la creación del clima de
claustrofobia y miedo que generaba el franquismo. En realidad, bajo el
franquismo, toda la población fue arrojada a la condición de
topos confinados en sus viviendas, por ello los topos ejemplifican muy
bien la sociedad española durante aquellos cuarenta años. El caso es que
los autores han elegido un punto de vista muy profundo y penetrante: la
rutina del vencido produce una segunda y más devastadora derrota. El
miedo desquicia las puertas de la vida en común. La magnífica
interpretación de Antonio de la Torre y Belén Cuesta refleja muy
certeramente cómo el franquismo destruyó los hilos que ataban la vida de
la gente. Es una película sobre la experiencia del confinamiento que
trasciende al franquismo y por ello mismo explica muy bien su infinita
insania y crueldad. Más que recomendable.
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