(...) El periodismo, al fin y al cabo, está muy sobrevalorado. A los periodistas se nos suele asignar (a veces lo hacemos nosotros mismos) la misión de hacer justicia, desenmascarar a los malvados y salvar la democracia. “Decidí ser periodista cuando me di cuenta de que no podía ser superhéroe” dijo en clase un compañero de la facultad. Superman, de hecho, es periodista. Spider-Man es fotógrafo de prensa. En la vida real, sin embargo, la pretensión de salvar la democracia mediante el ejercicio del periodismo es tan absurda como la de acabar con el crimen saliendo a dar palizas en mallas. Ambas muy estadounidenses, por cierto.
Los periodistas, en realidad, nos dedicamos a difundir ideas, plantear debates y suministrar información. No a todo el mundo, claro, si no a los que estáis dispuestos a dedicarnos una parte de vuestro tiempo y un mínimo de confianza. Que quizá, me temo, no seáis tantos, ni tan representativos de la sociedad como nos gusta creer.
Los periodistas nos sentimos ridículos cuando abandonamos la redacción y, por ejemplo, le contamos a algún amigo que hemos salido tarde del trabajo por la dimisión de Carmen Montón y el amigo, tras un silencio incómodo, nos pregunta que quién es Carmen Montón. Son cosas que pasan con cierta frecuencia. Pero es normal.
Al fin y al cabo, cada cual ya tiene suficiente con sus propios problemas como para andar pendiente de las condiciones laborales en la India o de la guerra en Yemen o del cambio climático. O para saberse el nombre de los ministros.
Es mucho más agradecido dedicar los ratos libres a escuchar música, ir al cine, tomarte una cerveza o ver el fútbol con los amigos, que eso al menos te da una alegría de vez en cuando. ¿O no? No hay por qué escandalizarse.
Ignorar eso que llamamos “las noticias” es lo más razonable, salvo por una cosa, que diría Mariano Rajoy. Y es que por mucho que evites mirarla, la política, como el dinosaurio, sigue ahí. Y a veces, cuando no le prestas atención, le da por partirte la boca de un puñetazo.
Tú, que por alguna razón has decidido que quieres enterarte de lo que está pasando por el mundo, tú, que, además, has decidido darnos tu apoyo, eres consciente de ello. Sabes que la política, si la dejamos sola, puede partirnos la boca. A nosotros o al vecino. Y no sé qué haces con esta información nuestra. No sé con quién la compartes, o la comentas, o qué cosas te hace pensar.
Pero en principio quiero darte las gracias. Gracias primero por escoger el periodismo, y segundo, por escoger CTXT.
Espero que sigamos creciendo juntos.
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