Mikel Tar Orrantia Diez 21/5/22
Ría abajo: allí, se vive en Sestao
Poema. Mikel-Tar Orrantia Diez (2020)
Ría abajo, remando hacia el Cantábrico.
Donde cantaban los yunques de las forjas.
Allí donde el Nervión aún escucha cantar a sus remeros,
mientras desciende hacia el mar o sube hacia Bilbao con las mareas.
La trainera del “Kaiku” avanza veloz sobre sus aguas, buscando la “bandera”.
Allí, se vive en Sestao.
Allí donde sus hornos altos iluminaban Bilbao.
Donde se forjaron los barcos mercantes que surcaron los mares.
Donde una clase obrera, con clase y carácter, hizo temblar a la tardía dictadura y al ambicioso capital.
Donde la unidad obrera era un grito solidario, seguido hasta por sus comerciantes,
Todo el pueblo a uno y cada uno para todos, casi…
Tuve el sueño de vivirlo en carne propia.
Justo allí, a la orilla de la Ría, mirando al Abra desde la colina que habita una antigua ermita, hoy iglesia patronal.
Allí está Sestao, y los sestaoarras, fieles a sus querencias.
Una antigua aldea vasca, habitada por gentes generalmente amables,
que creció desorbitadamente al calor de los hornos y el metal fundido,
y la especulación inmobiliaria.
Sestao, con su Plaza Roja de “El Kasko” (hoy parada del “Metro”),
que ha visto multitudes de obreros puños en alto;
bailes y romerías y fiestas y cuadrillas, y crecer generaciones;
atravesar su tiempo cambios irreversibles en el convivir de sus gentes.
Esa plaza histórica vio pasar luchas obreras libertarias.
Ciudadanos enfrentando policías y guardias civiles represores.
Vio llegar las “culebras” de huelguistas que subían por sus calles empinadas,
reunidos de entre las fabricas que rodean su colina;
codo con codo, buzos azules, apretadas cohortes proletarias:
¡por la dignidad y el bienestar! ¡por la libertad! y ¡por el socialismo y la democracia!
Hablo de ese Sestao que brilla en mi recuerdo (1976-2000) con luz propia.
En el que conviví y luche, y crecieron mis hijos.
Entre familias trabajadoras que ambicionan la paz y el progreso social.
Justo allí, en Sestao, te encontrarás como en tu aldea.
Eso si: a poco que seas un trabajador digno y respetable.
¡Anímate a visitarle! Te espera…
No hay comentarios:
Publicar un comentario