7 de junio de 2023
(...) Cómo funciona la piel
La piel es el mayor órgano del cuerpo y pesa entre seis y nueve kilos, el 15% del peso total del cuerpo. Sirve de escudo protector contra el calor, la luz, las lesiones y las infecciones. Como aprendimos en el colegio, la piel está formada principalmente por dos capas. Por debajo, la dermis es una capa viva hecha de fibras de colágeno elásticas, capilares y terminaciones nerviosas.
La capa externa, llamada epidermis, que es la que vemos y tocamos, está formada por queratinocitos, células que producen queratina y que se están renovando constantemente. Las células van migrando hacia la capa más exterior, donde se endurecen, se aplastan, mueren y terminan cayéndose (y formando entre el 20 y el 50% del polvo doméstico). La capa externa de la piel se regenera cada 27 días, que es lo que tarda una célula nueva en migrar hasta el exterior y caerse, y este es un proceso que se da de forma natural.
Además, toda nuestra piel, con la excepción de las palmas de las manos, plantas de los pies y partes de la cara, está cubierta de pelo. Junto a cada folículo hay una glándula que segrega sebo, una sustancia grasa que ayuda a mantener la piel impermeable y elástica y la protege de la radiación ultravioleta, las bacterias y hongos perjudiciales, la oxidación y el envejecimiento prematuro.
Por último, está el microbioma cutáneo, millones de bacterias, hongos y virus que viven en la piel. Igual que ocurre con la microbiota intestinal, estos microorganismos no son parásitos, sino simbiontes sin los cuales no podríamos vivir. El microbioma de la piel es un ejército que nos protege de las infecciones de bacterias, hongos y virus perjudiciales. Además, sirve para educar al sistema inmunitario y evitar que reaccione exageradamente (con alergias). La limpieza excesiva puede estar detrás de muchas enfermedades autoinmunes, según la hipótesis de la higiene.
Parece haber una obsesión con eliminar la piel muerta a toda costa, evitar que la piel tenga un aspecto grasiento y usar jabones bactericidas. Aquí es donde la ducha, y especialmente la ducha con jabón, actúa eliminando estas tres barreras de protección de nuestra piel. No parece tan buena idea hacerlo dos veces al día.
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