Raúl Rejón 13 de junio de 2024
La Agencia Europea del Medio Ambiente advierte de que si no se multiplica la separación y capacidad de reciclaje, los residuos textiles continuarán acabando en incineradoras y basureros o exportándose a países fuera de la UE
— La ley puede poner coto al impacto ambiental de la ropa de usar y tirar y Francia está intentándolo
Renovar el armario cada pocos meses por poco dinero nos está creando un montaña de basura gigante. Hay que pensar en nuevas colecciones llegando a las tiendas cada diez días. 10 temporadas diferentes cada año. A ese ritmo, la moda de usar y tirar en España genera un millón de toneladas de residuos textiles al año –el 14% de toda la UE–. El reciclaje es muy bajo ya que más del 80% termina tirado en un vertedero o, simplemente, quemado.
La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEM) describió hace pocas semanas el panorama de los residuos textiles en la UE: mucha generación de residuos y poca recogida selectiva, es decir, la mayoría acaba mezclada con otras basuras. España está entre los primeros generadores de residuos, con una gran proporción de desechos que terminan en el cubo de basura general y una tasa de material reciclable recuperado bajísima: un 3% frente al 12% de media en la Unión.
“El problema es gordo porque, aunque compramos el doble de ropa que hace 20 años y la utilizamos la mitad de tiempo, no somos conscientes de la situación. Además, al tirar la ropa a un contenedor pensamos que acabará en buen puerto y no es así”, analiza la responsable de Consumo Sostenible en Greenpeace, Celia Ojeda. “Hay muchísima cantidad –añade– y de tan baja calidad que los propios recicladores, que antes podían utilizar esas fibras para otros usos, se encuentran con fibras que se deshacen o químicos que imposibilitan reutilizarlas. Así que mucho termina en el vertedero o incinerado”.
El nivel de producción necesario para tener a la mano un flujo constante de nuevas camisetas a 4 euros, pantalones a 16, vestidos o faldas a 20 ha convertido a la moda en una de las mayores presiones sobre el medio ambiente: consume gran cantidad de agua, materias primas y plástico además de comerse grandes extensiones de terreno para fabricar al ritmo exigido. La fast fashion, que consiste en la provisión constante de colecciones a muy bajos precios, ha hecho “estallar”, como lo define la AEM, el número de prendas que se fabrican y, también, que se desechan. (...)
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