abril 23, 2014

Carta pediatra q renuncia plaza por no poder trabajar con minimo calidad con pacientes CAM


RECIBIDO  de Cas Madrid info@casmadrid.org en 23/4/2014
COORDINADORA ANTI PRIVATIZACION DE LA SANIDAD

Cuando al  sistema solo le importan los números. Carta de un pediatra que renuncia a su plaza por no poder trabajar con un minimo de calidad con sus pacientes. 

Uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo está en peligro de extinción. Maniobras evidentes como los intentos de privatización de hospitales y centros de salud públicos son la punta del iceberg. La constante creación de nuevos hospitales y centros sanitarios de gestión privada con fondos públicos mientras se cierran o dejan bajo mínimos los servicios públicos son una realidad que lleva muchos años teniendo lugar y se ha agravado con la excusa de la crisis económica.
Escribo para dejar constancia de la situación de las consultas de pediatría en muchos centros de la Comunidad de Madrid, y, en particular, del centro en el que he prestado servicios en los últimos 2 meses (CS Valdelasfuentes, de Alcobendas, Madrid). Las inaceptables condiciones de la asistencia y el estrés laboral en que me he visto sumido me han llevado a presentar mi renuncia al cargo a pesar de los ruegos de muchos de mis pacientes para que siga siendo el pediatra de sus hijos.
En primer lugar, el centro se abrió en 2012 por razones políticas sin disponer de suficientes recursos humanos ni materiales, desmembrando el equipo del Centro de Salud Marqués de Valdavia (del que he formado parte como personal eventual durante 3 años de forma ininterrumpida, en el cargo de Médico Pediatra). A dia de hoy no se dispone aún del material necesario para realizar ciertos procedimientos diagnósticos y terapéuticos que los profesionales estamos dispuestos a realizar y se ofertan en la Cartera Estandarizada de Servicios de la Atención Primaria de la CAM. Ello obliga a aumentar las derivaciones al nivel hospitalario y con el ello el gasto sanitario y a realizar mayor número de tratamientos empíricos con el coste en farmacia y el riesgo injustificado de efectos secundarios para los pacientes.
En segundo lugar, el centro de Mi Denuncia. En línea con lo que ocurre en la mayoría de centros sanitarios públicos de la Comunidad, las agendas están diseñadas con una presión asistencial absolutamente desproporcionada para la plantilla y la demanda asistencial. Esto vulnera gravemente las condiciones en las que se presta la asistencia sanitaria. La agenda de pediatría dispone de 50 huecos para consultas médicas: Cada 5 minutos para consultas a demanda y con 4 pares de huecos de 10 minutos para consultas concertadas y revisiones del niño sano, a los que se añaden los pacientes sin cita que lo soliciten. Revisiones bibliográficas como la realizada en 2013 por Delia Outomuro y Andrea Mariel Actis[1] reflejan una duración media de las consultas clínicas en Madrid de unos 10 minutos (sin distinguir en qué ámbito se ejercen) y apuntan a que son necesarios un mínimo de 18 minutos por consulta para el desarrollo de una adecuada relación médico-paciente y un ejercicio adecuado de la asistencia sanitaria.
El resultado es el de una mayoría de profesionales que trabajan como si fueran peones de una cadena de montaje, echando literalmente de las consultas a sus pacientes para poder ajustarse a las agendasy una minoría, entre la que me incluyo, que somos incapaces de dar ese tipo de atención y, luchando porque la asistencia sanitaria siga siendo un acto humano y de la máxima calidad científica y técnica posible, generamos demoras inaceptables para la mayoría de pacientes y para nosotros mismos, con el evidente malestar que genera para todos. Éste se refleja en forma de reclamaciones por parte de los usuarios, mal ambiente laboral y una presión continua desde la dirección (en mi caso limitándome el acceso a turnos conciliables con la vida familiar y con amenazas de no renovación del contrato) e incluso de muchos compañeros, para que nos ajustemos a las agendas y dejemos de lado nuestra “ineficiente” forma de atender a los pacientes.
Si les preguntamos su opinión a estos últimos, nos responden con una confianza y solidez que han sido mi motor para seguir esforzándome al máximo en los casi 4 años que he trabajado en la Atención Primaria madrileña y que quedan patentes en manifestaciones públicas, recogidas de firmas de apoyo y cartas como las publicadas en el diario 7 días de Alcobendas o las remitidas en 5 ocasiones por la Unidad de Atención al Paciente para transmitirme la satisfacción manifiesta de mis pacientes y felicitarme por mi forma de trabajar.

Cuando al  sistema solo le importan los números. Carta de un pediatra que renuncia a su plaza por no poder trabajar con un minimo de calidad con sus pacientes. 

Uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo está en peligro de extinción. Maniobras evidentes como los intentos de privatización de hospitales y centros de salud públicos son la punta del iceberg. La constante creación de nuevos hospitales y centros sanitarios de gestión privada con fondos públicos mientras se cierran o dejan bajo mínimos los servicios públicos son una realidad que lleva muchos años teniendo lugar y se ha agravado con la excusa de la crisis económica.
Escribo para dejar constancia de la situación de las consultas de pediatría en muchos centros de la Comunidad de Madrid, y, en particular, del centro en el que he prestado servicios en los últimos 2 meses (CS Valdelasfuentes, de Alcobendas, Madrid). Las inaceptables condiciones de la asistencia y el estrés laboral en que me he visto sumido me han llevado a presentar mi renuncia al cargo a pesar de los ruegos de muchos de mis pacientes para que siga siendo el pediatra de sus hijos.
En primer lugar, el centro se abrió en 2012 por razones políticas sin disponer de suficientes recursos humanos ni materiales, desmembrando el equipo del Centro de Salud Marqués de Valdavia (del que he formado parte como personal eventual durante 3 años de forma ininterrumpida, en el cargo de Médico Pediatra). A dia de hoy no se dispone aún del material necesario para realizar ciertos procedimientos diagnósticos y terapéuticos que los profesionales estamos dispuestos a realizar y se ofertan en la Cartera Estandarizada de Servicios de la Atención Primaria de la CAM. Ello obliga a aumentar las derivaciones al nivel hospitalario y con el ello el gasto sanitario y a realizar mayor número de tratamientos empíricos con el coste en farmacia y el riesgo injustificado de efectos secundarios para los pacientes.
En segundo lugar, el centro de Mi Denuncia. En línea con lo que ocurre en la mayoría de centros sanitarios públicos de la Comunidad, las agendas están diseñadas con una presión asistencial absolutamente desproporcionada para la plantilla y la demanda asistencial. Esto vulnera gravemente las condiciones en las que se presta la asistencia sanitaria. La agenda de pediatría dispone de 50 huecos para consultas médicas: Cada 5 minutos para consultas a demanda y con 4 pares de huecos de 10 minutos para consultas concertadas y revisiones del niño sano, a los que se añaden los pacientes sin cita que lo soliciten. Revisiones bibliográficas como la realizada en 2013 por Delia Outomuro y Andrea Mariel Actis[1] reflejan una duración media de las consultas clínicas en Madrid de unos 10 minutos (sin distinguir en qué ámbito se ejercen) y apuntan a que son necesarios un mínimo de 18 minutos por consulta para el desarrollo de una adecuada relación médico-paciente y un ejercicio adecuado de la asistencia sanitaria.
El resultado es el de una mayoría de profesionales que trabajan como si fueran peones de una cadena de montaje, echando literalmente de las consultas a sus pacientes para poder ajustarse a las agendasy una minoría, entre la que me incluyo, que somos incapaces de dar ese tipo de atención y, luchando porque la asistencia sanitaria siga siendo un acto humano y de la máxima calidad científica y técnica posible, generamos demoras inaceptables para la mayoría de pacientes y para nosotros mismos, con el evidente malestar que genera para todos. Éste se refleja en forma de reclamaciones por parte de los usuarios, mal ambiente laboral y una presión continua desde la dirección (en mi caso limitándome el acceso a turnos conciliables con la vida familiar y con amenazas de no renovación del contrato) e incluso de muchos compañeros, para que nos ajustemos a las agendas y dejemos de lado nuestra “ineficiente” forma de atender a los pacientes.
Si les preguntamos su opinión a estos últimos, nos responden con una confianza y solidez que han sido mi motor para seguir esforzándome al máximo en los casi 4 años que he trabajado en la Atención Primaria madrileña y que quedan patentes en manifestaciones públicas, recogidas de firmas de apoyo y cartas como las publicadas en el diario 7 días de Alcobendas o las remitidas en 5 ocasiones por la Unidad de Atención al Paciente para transmitirme la satisfacción manifiesta de mis pacientes y felicitarme por mi forma de trabajar.

 CARTA DE PACIENTES DE PEDIATRIA DE ALCOBENDAS

Cuando sales de la consulta de Enrique, te vas tranquila. Sabes que ha examinado a tu bebé con detenimiento, que le ha dedicado el tiempo necesario, ha resuelto todas tus dudas y te ha explicado cada punto con detalle y amabilidad.
El precio que ha pagado por ejercer la pediatría de esta forma ha sido muy caro. Se ha visto obligado a presentar su dimisión en un centro de salud de Alcobendas ante las presiones recibidas para que dedique menos tiempo a cada paciente. Tienen cinco minutos para cada niño. Cinco minutos. Un tiempo en el que, evidentemente, es imposible atender a alguien como lo necesita, sobre todo si se trata de un sector tan vulnerable como el de los niños pequeños. Las familias de Alcobendas no nos resignamos a perder a un profesional como él y exigimos que se le permita volver y ejercer su trabajo con mayor libertad de tiempos. Los pacientes no somos clientes de una empresa que debe buscar el máximo beneficio. Somos usuarios de un sistema público de salud que pagamos entre todos con nuestros impuestos y que tiene que otorgarnos a nosotros y a nuestros hijos la mejor atención posible. Debería premiar a profesionales como Enrique y no castigarlos así.
Pacientes de pediatría de Alcobendas









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