julio 20, 2015

De nuestras estancias en Bergua, agosto 1988 a 2003


Viaje realizado en las fechas mencionadas, narrado en 2004 y publicado ahora. Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Para VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas. Fueron tomadas con cámara analógica y ahora escaneadas.
  

17.- Refugio de la Panaspra. Cercado. Los niños y yo        

18.- Ana y Álvaro, junto alberca Panaspra
Fondo: Solana de Bergua

* En las vacaciones siguientes, agosto de 1989, cuando volvíamos a Bergua, paramos en La Panaspra, a saludar a Petra y su marido Sebastián, a los que conocimos el año anterior. 
Sebastián nos dice que acampemos allí, que Elías tenía a su familia con él en casa. Así lo hicimos.
Ponemos la tienda dentro del cercado, a recomendación suya, para que no nos molesten las vacas.
Este año, conocemos a Ángel; pernocta en su furgoneta y come con el matrimonio.
Aún no sufría del deterioro físico de los años posteriores.
También, a la nuera de Elías, Ana, y los nietos, Fernando y Ramón; que como eran poco más pequeños que Ana -Fernando nació el mismo año (1985), mes de septiembre, y Ramón al siguiente- hacen migas con los nuestros. 
Se pasaban el día juntos, trotando por el monte. Construyeron una caseta de piedra, unas eras más abajo, aprovechando las de la propia valla en que estaba apoyada -cuando la vi pensé que se les podría haber caído encima, pero no pasó nada-. 


19.- Ana. Caseta almacén. A continuac. ref. 

* No sé si fue este verano cuando, un tal Pachi, hippi para los de Bergua, vino a exigirnos responsabilidades, argumentando que los niños le habían destrozado el coche. 
Les pedimos explicaciones y nos dicen que el coche era de los que estaban aparcados en la pista, abandonados, y que Fernando y Ramón empezaron a tirar piedras a los cristales del mismo y ellos les secundaron. 
Elías presenció tanto la reclamación del hippi como la explicación de los niños, pero no se dio por aludido “llamándose a andanas”; no metió baza para nada, como si la cosa no fuera con él. 
Blas asumió la responsabilidad de los pequeños y le ofreció, al tal Pachi, satisfacer el importe de la factura por la reparación de los desperfectos causados; contrariándole, ya que él lo que buscaba era una compensación económica inmediata. 
No volvimos a saber de él, pese a haberle escrito a la vuelta de las vacaciones, reiterándole nuestra asunción de los gastos.   


20.- Tomás, Blas, Gemita, Ana, Arancha y Álvaro. Gorga Fondanal
                                
* Este verano, Tomás, con Mari José y las niñas -Gema tiene pocos meses- se pasan a vernos por Bergua. Ellos se alojan en un apartamento del Valle de Tena
Bajamos todos al Barranco de Forcos; bañándonos en la poza más grande que tiene, la de Fondanal . 
Se les ve felices, a nuestros hijos, en las fotos. 
Cuando volvimos al año siguiente, nos enteramos de que Sebastián ha fallecido. Fue al poco de irnos, octubre del 89.

21.- Ana.  Sept. 89. Mi hab. Peñuelas

* Encontramos, a cambio, a Teresa, mujer de Ángel, acompañando a Petra. Es fantástica. Ya había oído hablar de ella, pero no la recordaba. Pasó a verme a la habitación, cuando visitó a su cuñada en el hospital de Barbastro, agosto de 1987.
Es terriblemente generosa, y digo terriblemente, porque siempre quiere ser ella la que ponga todo. La que cubra los gastos, cosa que le aceptan con sumo gusto sus familiares, léase Mariano y Elías, que son ruines en extremo; capaces de estar, día tras día, comiendo de lo ajeno, sin aportar el mínimo detalle. 
Yo, al principio, llamaba austeridad a lo de Elías pero, con el transcurso del tiempo, le califiqué, indefectiblemente, de tacaño. 
Porque, malo está que, teniendo, pase uno privaciones y se dedique a acumular indefinidamente, pero querer ahorrar con los demás... eso sí que no. Ejemplo: no comparte para nada de lo que tiene, y si lo hace es de la miseria; como cuando nos sacó “unas pastitas” que resultaron “caja de galletas marías” dejada por su nuera, empezada, abierta, y húmeda. O cuando le ofreció a Blas vino, y al comentar que estaba avinagrado, contestó ¡pues, yo, me lo bebo! Cojonudo. 
Él, que se beba lo que quiera, pero no que se lo ofrezca a los demás. 
La verdad es que con su comportamiento ha conseguido borrar toda la imagen bucólico-pastoril que nos habíamos hecho: él, único habitante del pueblo que aguanta y se mantiene, sin abandonarlo, contracorriente; y resultó que, se había ido como todos los demás y, si no lo dejó del todo, fue para subir el ganado a pastar gratuitamente, ó casi, sin importarle el hecho de que ponerle a las vacas la sal en medio del mismo pueblo, supondría su destrucción,  como así fue, salvo aquellas casas que volvieron a ser ocupadas antes de que se “espaldaran”. Es Sanparamí.

22.- Álvaro. Mismo sitio. Mismo día

* Hemos vuelto todos los años, hasta el pasado, 2003, en Semana Santa, en que quedamos allí con Teresa, Petra y Elena -hermana pequeña de Teresa- y con unos amigos del club de montaña de Zaragoza.
Nos encontramos con que, también había subido Manuel, actual compañero sentimental de Petra, y antisocial como pocos. En todo momento demostró encontrarse molesto, durante la estancia de dos días de los zaragozanos, el siguiente en que vinieron una sobrina de Petra y sus amigos y cuando nos quedamos solos. Nos fuimos un día antes de lo previsto porque Blas dijo no aguantar más, y hasta la fecha (...)

PAQUITA
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OTRO ASUNTO. Hoy en PERROFLAUTAS del mundo:

“Valle-Inclán convirtió el lenguaje popular en obra de arte”

 

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