“La educación debe estar por
encima de todos los gobiernos y de las ideologías”. Esa es una de las
máximas de César Bona, uno de los 50 mejores maestros del mundo según el
Global Teacher Prize, el llamado Premio Nobel de los profesores. Bona
cree que cada niño es un universo y que todos son extraordinarios, con
un talento especial. Tan solo es cuestión de descubrirlo y sacarlo. Esa
es la principal misión de un maestro, según Bona, quien ha desgranado en
una conferencia en Vitoria las claves de su libro La nueva educación. Los retos y desafíos de un maestro de hoy.
Para Bona, ser maestro no
implica encajonar a los alumnos dentro de un plan de estudios y obligar a
seguir los contenidos que puede establecer el currículo educativo de
una manera inflexible. “Los educadores deben adaptarse a los niños y no
al revés. Hay que motivarles y estimular su creatividad para que hagan
que este mundo sea mejor. Los niños no son solo los adultos del mañana:
son habitantes del presente. Subestimamos constantemente a los niños y
su creatividad, pero todos tienen un talento; solo hay que saber abrir
la puerta para que lo saquen. Y ahí es donde intervenimos los maestros,
viendo lo que los demás son incapaces de ver”.
La característica que debe
definir a un maestro (entendido como el educador que enseña a niños
desde Primaria hasta la universidad) es, sobre todo, actitud. “El
maestro tiene que ser cada día un ejemplo para sus alumnos, debe ofrecer
su mejor versión para así obtener lo mejor de los niños. Los profesores
tienen que ser los primeros en dar el máximo y no poner como excusa de
sus posibles limitaciones al sistema. Los docentes somos los primeros en
ponernos límites”.
Valentía, mente abierta,
humildad, curiosidad y amar el medio ambiente son otros de los rasgos
que deben adornar a los docentes. “El maestro es alguien que debe
inspirar para la vida. Yo no hago nada extraordinario en el aula, solo
me divierto y aplico el sentido común. Debemos educar en proyectos y
experimentar, sin miedo a lo que digan los inspectores”
Para Bona, el gran reto de
la educación es hacer a los niños “mejores individual y colectivamente”,
pero no más competitivos. “Cuando llegas a un colegio conflictivo como
maestro tienes dos opciones: o deprimirte o tomar los problemas como
retos. Eso es lo que me paso en mi primera experiencia, en un colegio
ubicado en un barrio conflictivo de Zaragoza. Todo cambió cuando les
propuse a los alumnos que me enseñaran lo que les gustaba lo que sabían
hacer. Se convirtieron en maestros del maestro”.
La carga de los deberes
Bona cree que si un maestro
cree que algo es bueno para sus alumnos debe hacerlo, “aunque alguien
diga lo contrario. Los obstáculos y la incomprensión que se va a
encontrar para poner en marcha nuevos proyectos pueden ser muy grandes,
pero es fundamental perseverar”.
El tema de cuánto tiempo
deben dedicar los niños a los deberes es uno de los debates recurrentes
en educación. “Si se carga a los niños con deberes, ¿con qué motivación
van al día siguiente a la escuela?”, se pregunta Bona, quien subraya la
idea de que “los niños no tienen opción de dejar los estudios. Por eso
tenemos que lograr que les guste ir a la escuela. Si después de un día
largo en el colegio, salen y se encuentran con más deberes los estímulos
decaen. Debe haber tiempo para todo”. Por ejemplo, para la lectura,
pero no impuesta. “La lectura es un placer, pero se ha convertido en una
obligación para los niños. Cuando a mí me obligaban a leer un libro y
después hablar de él perdía su atractivo”.
Sobre la idea de si hay que
pagar a los profesores en función del éxito o el fracaso escolar de los
centros, Bona es contundente. “Yo cobraría lo mismo porque lo importante
es el factor humano por encima de los números. Da igual la educación
que recibas, las buenas notas que saques si no sabes respetar al que
tienes a tu lado”.
Sobre los castigos, también
tiene claro lo que hay que hacer. “En mis primeros años he castigado a
muchos niños como maestro y no ha funcionado; solo ha servido para
proyectar mi frustración. Hay que hablar con ellos, empatizar y
convencerles de que pueden ser un ejemplo para los demás”.
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