marzo 11, 2016

Eucaliptos: La desaparición del bosque atlántico. ¡Emergencia!



https://esmola.wordpress.com/2015/12/09/eucaliptos-la-desaparicion-del-bosque-atlantico-emergencia/

Muniellos

La mirada del mendigo  9 diciembre 2015

 

Sin ánimo de ser tedioso, permitidme que os presente las especies de gran porte del bosque atlántico. Su base es el género Quercus, principalmente el milenario roble, árbol sagrado para los pueblos celtas, bajo el cual se oficiaban las ceremonias. En las áreas de transición, se alterna con otros hermanos y primos: la vetusta encina, el rechoncho alcornoque (el árbol mejor adaptado a la piromanía galaica) y otros robles de menos porte: el carrasco y el cerquiño. En la zona oriental, a partir de cierta altura, reina otro árbol legendario: el haya que, con el arce, bañan de colores el otoño. En las zonas más umbrosas queda un fósil viviente, de cuando en el Terciario la temperatura era más templada y húmeda: el tejo. En las riberas de los ríos, alisos, avellanos, chopos y varios tipos de sauces conducen el río protegiendo su curso. En nuestra tierra crece también un árbol que es capaz de soportar los fríos terribles de Siberia: el abedul. También el navideño acebo resiste las heladas tenaces y la falta de luz del invierno, y sin perder la hoja ni la compostura. El mitológico laurel, el medicinal saúco, el espino y la acerola, el fresno y el serbal, el boj y…
Estas son las columnas que sostienen este templo de biodiversidad, bajo las cuales crecen una enorme variedad de especies de hierbas, arbustos, setas… y que dan cobijo y sustento a una interminable relación de animales, desde osos, lobos, corzos y jabalíes a seres microscópicos, pero tan necesarios para construir un ecosistema íntegro como los primeros.
Este es un compendio de lo que nos ofrece el bosque autóctono gallego, asturleonés (en la foto de cabecera, Muniellos), cántabro o vasco. El marco natural que dio origen, particularizándolas, a unas culturas que, más de mil años más tarde, aún no se ha consumido su fuego.
Pero todo esto está en peligro. De hecho, cuanto más al Oeste fijes la mirada, se puede decir que de estos bosques autóctonos ya casi que sólo queda el recuerdo. La deforestación para ganar tierras de labor y pastos y, tras la emigración a las urbes, la introducción de especies alóctonas de ciclo corto, como los pinos (autóctonos en la región mediterránea, pero aquí invasores) y eucaliptos, oriundos de Oceanía, están reduciendo la extensión de nuestros bosques hasta la aniquilación.
No es ninguna exageración, y cualquiera que conozca estas tierras sabe que no miento: los eucaliptos están extendiéndose rápidamente, desde las costas se encaraman por las laderas y van colonizando todo el territorio. La situación es gravísima, un desastre ecológico absoluto. Toda la biodiversidad que contenía el bosque mixto atlántico está siendo sustituida por eucalipto, eucalipto, eucalipto, eucalipto, eucalipto, eucalipto, eucalipto… (pino, pino, pino, pino…en el interior). No hay nada comparable en términos de pérdida de biodiversidad en la Península; ningún desastre ecológico es, por su extensión, intensidad e irreversibilidad tan grave. Luchar contra esta destrucción sistemática debería ser la prioridad número uno, y la número dos, y la número tres de cualquier ciudadano u organización que se diga ecologista.


Dejadme que aporte unos pocos datos del último Inventario Forestal Nacional. Las mediciones fueron tomadas entre 1997 y 2007, ya están bastante desactualizadas, pero tomo los datos oficiales sabiendo que la situación hoy en día es peor.
En esta provincia, Pontevedra, había en el momento de la medición 7,65hm³ de eucalipto, 11,56hm³ de coníferas y 3,67hm³ de especies autóctonas. Es decir, el bosque autóctono representaba ya por aquel entonces menos del 20% de la superficie arbolada. Una década más tarde, la cifra será aún más exigua.
Pero esta provincia se salva porque les dio por incluir en ella la Comarca del Deza, la zona de Lalín, que por su clima frío se resiste a la invasión neozelandesa (no precisamente de los All Blacks). El resto de la provincia, es un mar de eucaliptos salpicado aquí y allá por casas: el paisaje del feísmo gallego.
Por cierto, lamento dar las cifras en esa unidad tan rara, hectómetros cúbicos de madera. Quisiera darla en hectáreas ocupadas por cada especie pero, en este último inventario forestal, no dan ese dato desagregado por especies; sólo distinguen entre coníferas y frondosas, contando al eucalipto como una de éstas últimas y sumándolo junto con el roble, la encina o el haya.
Aún es peor la situación del córner peninsular, A Coruña. 4,01 hm³ de especies autóctonas, por 17,33 hm³ de eucaliptos y 18,42 de coníferas. ¡Eso supone que habían esquilmado las especies autóctonas hasta reducirlas al 11,2% de la masa forestal! Cuando se realizó el primer Inventario Forestal, allá por 1975, contabilizaron 1,89hm³ de eucalipto, así que podéis haceros una idea de la progresión que ha tenido en esos treinta años. ¿Hoy en día?
Se puede decir que la provincia de A Coruña carece, salvo pequeñas excepciones, de ningún valor natural. Incluso, si visitáis el Parque Natural das Fragas do Eume (ardió hace poco tiempo, quizá los que no sois de aquí eso os refresque la memoria), veréis que la mayor parte de la superficie del “Parque Natural” está compuesta de…¡eucaliptos! La isla de vegetación autóctona se limita al bosque de galería a lo largo del río, diez metros más allá de sus riberas, el valor ecológico para a ser nulo. Sí, nulo, como suena. Elegid un lugar al azar en el mapa de España, que no esté urbanizado. Una dehesa en Salamanca, un pinar mediterráneo (aquí sí, autóctono), un encinar en las sierras andaluzas, incluso el tomillo y la jara de un campo manchego albergan más biodiversidad que un eucaliptal asturiano o gallego.

En Brasil tienen un término para referirse a estos monocultivos: o deserto verde. Puede sonar contradictorio, pero es una atinada paradoja para referirse a aquellos terrenos ocupados por solo una especie; al ser foránea, y ser cultivada en régimen de monocultivo, no tiene asociado un ecosistema propio (para entendernos, trajeron los eucaliptos pero no los koalas). Son plantaciones silenciosas, sin pájaros que canten ni roedores que muevan las hojas al escabullirse. Monótonas, porque muy pocas plantas consiguen adaptarse a las nuevas condiciones del suelo creadas por la hoja del eucalipto, que baja su pH. ¿Buscar setas? Pierdes el tiempo, alguna A.muscaria y poco más. Buscar el contacto con la Naturaleza e internarse en un eucaliptal, es tan absurdo como querer ir de marcha y entrar en un cementerio.

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(foto tomada en el Parque Natural das Illas Cíes)

La reforestación con especies alóctonas es, de largo, la mayor amenaza del bosque atlántico; muy superior a los mucho más mediáticos incendios, porque un bosque calcinado, con el paso de los años, décadas, se regenera naturalmente (si es que no hay la reiteración de incendios que se dan en el Sur gallego). Pero al introducir eucaliptos (o pinos), éstos rápidamente se harán con el techo del bosque, privando de luz a las especies autóctonas, de más lento crecimiento, e impidiendo definitivamente la regeneración del bosque.
Y este mal, desgraciadamente, no es exclusivo de Galicia. El estado ecológico del Norte de Portugal es de devastación absoluta, entre incendios y repoblaciones. Especial mención cabe hacer al gobierno asturiano, que promociona el turismo vendiendo un supuesto paraíso natural, mientras legaliza la plantación de otras especies de eucaliptos, más adaptadas al frío que el E.globulus. El gobierno asturiano, todo un ejemplo de cinismo ecocida. O los cántabros, que a la chita callando ya cuentan con más eucaliptos (5,85hm³) que robles (4,72hm³).
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Para establecer un paralelismo de lo que supone la legalización de estos cultivos (es más, se promocionan con subvenciones), imaginad el dislate que sería que una administración promocionase la introducción del mejillón cebra, del mosquito tigre, el cangrejo rojo americano. No es que la ardilla gris sea más o menos simpática, por ser es un animal adorable. ¿Por qué entonces representa una amenaza ecológica? Porque desplaza a la especie autóctona, la ardilla roja europea, alterando el ecosistema. Es ridículo que se enseñe a los niños que liberar una especie exótica en la naturaleza (tortugas, loros…) supone una amenaza muy grave para el medio natural…mientras que la administración, principal delincuente ecológico, promociona la introducción de especies invasoras hasta la cubrición total del territorio como ocurre en el Norte. ¿Por qué la lista de especies invasoras del Ministerio contempla la mimosa, y no el eucalipto? Semejante discriminación no tiene base ecológica, sino claro está económica.
El motivo es abastecer de materia prima a la industria transformadora, en el caso del eucalipto la industria de la pasta de papel, que es el comprador de la práctica totalidad de la madera de eucalipto. Existe una relación directa, simbiótica, entre papeleras y eucaliptos, si ENCE no tuviera sus plantas en Navia y Pontevedra, Galicia, Asturias y Cantabria no tendrían más eucaliptos que alguno, como curiosidad natural, en algún parque o jardín botánico. Y si un gobierno ecológicamente responsable prohibiese los cultivos forestales de especies foráneas, estas plantas tendrían que cerrar debido al desabastecimiento de su materia prima.

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Y ahora, expuesto el problema ecológico, explico la urgencia por actuar que expreso en el título.
Como he dicho, tras el cierre de la planta de Huelva, ENCE ya sólo tiene dos procesadoras de pasta de papel: una en la ría de Navia y otra en la ría de Pontevedra. A esta última, le vence en 2018 la concesión sobre los terrenos que ocupa. Desde hace décadas existe un movimiento vecinal pidiendo el cierre de esa planta, pero ahora llegamos a un momento crítico, unas pocas semanas que pueden alterar, sin atisbo de exageración, la faz de Galicia las próximas décadas. Es ahora o nunca.
La decisión de prorrogar la concesión es, con el articulado de la nueva Ley de Costas, prerrogativa exclusiva del gobierno central (la redacción de Cañete tuvo muy en cuenta la situación de esta planta). El único firme defensor de la continuidad de la papelera en la ría ha sido históricamente el PP (dato curioso: quien debe velar por el cumplimiento de la legislación medioambiental es, curiosamente, la esposa del director de la planta, ¡toma castaña!). Y viendo que la legislatura se acaba y que se antoja imposible que revalide la mayoría absoluta, puede firmar en las semanas que quedan hasta las elecciones, o incluso estando el gobierno en funciones, una nueva concesión. Dichas concesiones se hacen por plazos de 60 o más años y, al menos quien esto escribe, no espera estar ya en este mundo para cuando venciere de nuevo esa concesión. Y quisiera ver a mi Galicia recuperar el aliento antes de yo exhalar mi último suspiro.
Las alternativas son muy sencillas. Si ENCE se marcha de Galicia, se retira del mercado el principal comprador de madera de eucalipto gallega. Quedaría la planta asturiana, además de la portuguesa de Viana do Castelo, pero la retirada de la demanda de la planta gallega produciría una sobreoferta que hundiría los precios de la madera de eucalipto. La madera de eucalipto es muy barata, y buena parte del coste se lo llevarían los gastos de transporte si hay que llevarla a Portugal o Asturias. Todo ello minaría dramáticamente la rentabilidad del eucalipto, buscando los productores otras alternativas y, como consecuencia, remitiendo la eucaliptización del monte gallego.
La otra alternativa: si se aprueba una nueva concesión de la planta de Pontevedra, ENCE ha asegurado que pretende ampliar su capacidad en 184.000 toneladas extra de pasta de papel (el papel, por si no lo sabéis, no se fabrica en España, nosotros sólo destrozamos nuestros bosques pero la pasta se embarca y el proceso de alto valor añadido, y el beneficio, lo realizan en la Europa civilizada). Estaríamos pues en el caso contrario, una mayor demanda de madera de eucalipto haría subir los precios e introduciría un aliciente para extender aún más los cultivos de eucalipto (con las nuevas especies más resistentes al frío, colonizando el espacio que queda, la montaña asturiana y cántabra y la Galicia interior).
Estamos, sencillamente, jugándonos la vida de nuestros bosques. Y ese partido se va a disputar los próximos días, unas pocas semanas. Por eso os ruego aumentar al máximo la presión sobre el gobierno para que no firme esa prórroga. Informaos sobre el asunto, escribid sobre ello, difundid la información entre vuestros conocidos, lo que se os ocurra.
Son también tus bosques, defiende tu derecho de poder venir aquí y disfrutar de ellos, de lo que queda; de confiar que algún día tus hijos podrán conocer una Asturias, una Cantabria, una Galicia regenerada, con la Naturaleza en mejor estado de como nos la legaron nuestros padres. O podrán esos bosques, si fracasamos, perderse irremisiblemente, sometidos a la insoslayable lógica del mercado.
Que al Partido Popular, o el partido con el que gobierne la próxima legislatura, no le salga gratis el destruir nuestra tierra. Hacedle saber que la factura será muy cara, el desprestigio tremendo; es la única forma que tenemos de forzar su voluntad.
El único argumento para la permanencia de esa planta contaminando la ría de Pontevedra (ahora mucho menos, pero muchos hemos acabado en urgencias por comer marisco cogido el día que había un vertido a la ría: intoxicación por metales pesados, contaminación que está acumulada para siempre en el lecho de la ría) es preservar los puestos de trabajo. Pero realmente, la que está destruyendo puestos de trabajo es la misma existencia de la planta, pues la presencia de esa planta tiene un enorme coste de oportunidad tanto en el entorno de la ría como, sobre todo, en los montes costeros gallegos.
Además de los tradicionales oficios de la pesca y el marisqueo, sólo en el sector turístico el daño causado es mucho mayor tanto en términos económicos como laborales que lo aportado a la sociedad. Pontevedra es conocida por quien nos visita por ser una ciudad, sí, muy bonita pero…huele a cloaca. En cuanto el viento viene del mar, lo cual es harto frecuente, la imagen de Pontevedra queda dañada por su mal olor. El impacto paisajístico en toda la ría es enorme, afectando a las localidades vecinas que, tras su cierre, se verían beneficiadas con la creación de nuevos puestos de trabajo derivados de un entorno más atractivo (nadie piensa ir de vacaciones a un lugar con estas vistas).


(nótese la “decoración” de la fábrica, en un intento por vestir a la mona de seda).

Pero el principal beneficio del cierre de la planta está a muchos kilómetros de ella, en las aldeas despobladas de cuyos montes salen los eucaliptos. El clima de estas costas es privilegiado para dar todo tipo de cultivos, de mucho mayor valor añadido que el eucalipto. El eucalipto es un cultivo para holgazanes, porque se planta y no tienes que volver por esa parcela hasta quince años después, que toca la corta. Tras la corta, ni siquiera hay que volver a plantar porque rebrotan del pie, y a esperar esta vez veinte años, porque la tierra está agotada y los árboles cada vez crecen más lento (en ocasiones tierras de labor, abonadas y enriquecidas durante generaciones para poder dar tomates, maíz, patatas que sostuvieran a una familia…son ocupadas y debilitadas en el curso de una generación por un nieto sin respeto por su tierra y su pasado).
De esta forma, con un cultivo que apenas precisa mano de obra, las aldeas se van despoblando hasta caer en el abandono. ¡Qué diferente sería si parte de esas tierras, las mejores, fueran aprovechadas para pastos, o el cultivo de frutales, hortalizas o legumbres! Cultivos muy intensivos en mano de obra, pero rentables por ser mucho más productivos, que crearían decenas de miles de puestos de trabajo directos, más otros tantos en la industria alimentaria asociada, fijando población y generando riqueza en un rural hoy abandonado. Es la tantas veces reclamada necesidad de una ordenación del territorio: las tierras agrícolas, a ser trabajadas y obtener el máximo beneficio en ellas; tenemos una tierra y un clima privilegiado para dar de comer a media España. Y el terreno forestal, reservado a las especies autóctonas. Si en aquél el criterio ha de ser el máximo beneficio, en éste la directriz debe ser la conservación del medio y el respeto a la biodiversidad.
Pero es que, además, unos bosques autóctonos bien preservados pueden aportar una riqueza complementaria, como nos enseñan nuestros vecinos europeos. Hay otros países en Europa en los cuales el sector forestal es muy importante, Austria, Finlandia, Eslovaquia, Ucrania, y todos ellos aprovechan su riqueza sin necesidad de cometer el crimen ecológico de introducir especies alóctonas. Los dos principales sectores económicos austríacos son el forestal y el turismo. Prueba de que, obrando con inteligencia, se puede mantener un entorno bello, bien preservado, y obtener rendimiento económico de él.
La vecina Francia, líder mundial en el uso de biomasa, porque tras el éxodo rural permitió la regeneración de sus bosques, y ahora son la principal fuente de calefacción de la Francia rural, evitando importaciones de hidrocarburos. Está el mercado de las setas y demás productos del bosque, y las enormes posibilidades que ofrece el turismo ecológico. ¿Qué visitante va a querer visitar un entorno que es feísimo, un horror, totalmente desprovisto de vida salvaje? Que es la opinión común del turista cuando llega a Galicia ¿y esos carballales que me prometieron? ¿Dónde esas fragas encantadas? ¡Si no hay más que eucaliptos! Quiero enorgullecerme, y no tener que avergonzarme, de mi tierra ante extraños.
Y es que el eucalipto es un certero indicador de subdesarrollo económico y social. En Europa, los únicos Estados donde se permite (y fomenta, y subvenciona) su cultivo es en España (ENCE) y Portugal (Celbi y Portucel), a pesar de que en toda la fachada atlántica europea se dan unas condiciones climáticas y edafológicas incluso más propicias. En el mundo, sólo países subdesarrollados, con sociedades civiles sometidas al dictado de los grupos de poder, destruyen sus ecosistemas para plantar especies alóctonas: Brasil, Uruguay, Colombia, Indonesia… No hay un solo país desarrollado que permita la barbaridad de destruir sus bosques autóctonos, desplazados por una especie invasora, por mucho que le convenga a su industria.
Civilización o barbarie. En los próximos días, se decidirá qué camino queremos tomar.
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Tomado de un documento de la propia ENCE:
eucalipto mundo
Sólo en Galicia ya tenemos más hectáreas (396.000) dedicadas al cultivo del eucalipto que en Australia ¡su lugar de origen!
Entre España y Portugal, tenemos el 59% de todos los Eucaliptus globulus del mundo
¿Acaso tiene esto algún maldito sentido?
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Comunicado de las hijas, hijo y madre de Berta Cáceres 


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