Ayer
noche en Zaragoza, hablando en el Aula Magna sobre los problemas de la
universidad gerencial en la que estamos entrando: la corrupción de las
agencias de acreditación, los efectos perversos sobre las carreras de
investigación, el determinismo con el que las autoridades universitarias
asumen el modelo dominante e intentan imitar a los que creen que lo
cumplen mejor, la obsesión por los rankings, que hace que se hagan
cambios para subir en los rankings pero no para subir l
a
calidad, la conversión de los estudiantes en clientes y usuarios, la
precarización estratégica del profesorado,... Nos preguntábamos todos
por qué aguantamos esta prospectiva y esta creciente realidad, que nadie
cuestionaba, al menos en lo que respecta a estos datos. El vicerrector
que me había invitado dio la respuesta: nadie es más sumiso que el
profesorado universitario. A los ya colocados, todo les da igual, están
esperando su jubilación. El resto, ya la mayoría, están aterrorizados.
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OTRO ASUNTO en Perroflautas del Mundo: Los espejos en los que la literatura se mira y duplica el mundo
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