Fernando Broncano R · 9/5/2018
La
ansiedad de los rankings, creada artificialmente para producir
desigualdad. La Fundación Conocimiento y Desarrollo fundada por Ana
Botín nos informa de estas ordenaciones que afectan a autoridades
académicas, por un lado, sobre todo, y a padres que tienen que financiar
la enseñanza de sus hijos por otro. Como los rankings descontextualizan
todo, parecería que la distancia entre la primera y la última de las
universidades es enorme y que los padres deberían endeudarse enviando
a sus hijos a la Pompeu o a la Carlos III, o a la que sea. Pero si nos
alejamos y vemos las diferencias entre universidades con respecto a las
treinta mil, más o menos, que hay en el mundo, veríamos que casi todas
las universidades españolas están entre las mil primeras del mundo y que
sus diferencias son mínimas. Pero los efectos económicos y académicos
de jerarquizarlas son terribles. Que son lo que al fin y al cabo
pretende la rankingzación (sorry) de la enseñanza. Como si en una clase
ordenases al alumnado por notas (a mí me hicieron eso). No es que no me
alegre que a mi universidad le vaya bien en estos órdenes, algo habrá
contribuido a ello mi cansancio este fin de curso, pero me alegro mucho
más de que el sistema público universitario español tenga muy pocas
diferencias reales y que haya tantas y tantos que lo sostengan con su
esfuerzo. O sea, padres: dejad vuestra ansiedad en el portal.
Los nuevos
datos reflejan la diversidad de la educación superior española, en la educación superior española, en la que cada centro tiene sus propias fortalezas y debilidades en distintas áreas de conocimiento…
elconfidencial.com
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