Marisa Peña · 19/6/2018
El
fascismo se extiende de nuevo como una baba inmisericorde. El odio al
diferente, el miedo al extranjero, el dedo señalando al enemigo. Niños
enjaulados a las puertas del paraíso capitalista, separados de sus
padres, condenados por huir de la miseria. Censos de gitanos, barcos a
la deriva, patriotas desgarrándose las vestiduras cuando los parias sin
tierra ponen sus doloridos pies en tierra firme. El fascismo llama a
nuestras puertas... y hay quien luego se preguntará cómo pudo ser que
entrara hasta la más recóndita habitación, mientras mirábamos el
televisor disfrutando nuestra serie preferida.
Marisa Peña. Nos queda la palabra.
Marisa Peña. Nos queda la palabra.
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