No
se extrañen de nada. El nuestro es un país de charanga y pandereta, de
inquisición y paños gloriosos, de biblia, no de enciclopedia, de
dictadores y generalotes, de golpes de pecho y golpes de estado, de
privilegiados que no toleran que se toquen sus privilegios, de pícaros,
de toreros y cazadores que exhiben orgullosos sus trofeos de sangre y
dolor, de nacionaltontolicismo, de vivan las " caenas ", de abajo la
cultura y viva la muerte, de cabras de la legión, de pederastas e
n
la calle y titiriteros encarcelados, de apología del franquismo y
periodistas violentos que incitan al odio desde la caverna mediática, de
mujeres maltratadas condenadas por no dejar a sus hijos en manos de su
maltratador, de banqueros estafadores y políticos mercachifles. Eso
somos, lo sabían Quevedo, Cervantes, Larra, Valle, Machado, Alberti,
Lorca, Cernuda, Zambrano, Figuera Aymerich, Angelina Gatell, León Felipe,
Aub, Gil de Biedma, Sastre, Nieva, Chirbes, Sánchez Ostiz. Pero cada
intento por salir de nuestra miseria moral ha sido brutalmente sesgado,
maniatado y silenciado. Que no se extrañe nadie. Somos un país de todos
los demonios, no fue por estos lares el bíblico jardín. País de
patriotas desquiciados. País.
©Marisa Peña.Nos queda la palabra
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