No soy un experto en salud, pero tengo agudizado uno de los sentidos menos comunes: el común. Tampoco soy, por suerte, usuario habitual de los centros médicos, pero sé cómo va la cosa. La primera línea de batalla la conforman los centros de salud, el médico de barrio, ese al que primero acudes (y así debe ser). Ellos solucionan y si no es posible, derivan. Son, por tanto, la vanguardia médica. A poco que tu sentido común supere el mínimo indispensable sabes que ante un “ataque” quienes primero deben reforzarse son los que están ahí, en la primera línea. De no ser así, se verán superados, y entonces los hospitales, los centros de especialidades quedarán desbordados, no sólo por personas con urgencias incompatibles con las competencias de los centros de salud, sino por aquellos enfermos que pierden la paciencia ante el “tututu” del teléfono y terminan en urgencias por no ser atendidos. Por eso, más que nunca, desde este 12 de Octubre, este humilde rinconcito asume un nuevo axioma: menos banderas y más enfermeras (ya buscaremos un sinónimo de trapo que rime con enfermero). Ellos son a quienes más deberíamos haber cuidado y dotado desde que remitió la primera ola. Porque hablábamos de una primera ola porque ya sabíamos que habría más ¿por qué todo sigue igual, o peor?¿por qué seguimos abonados a la improvisación y la réplica yerma y escapista del “y tú más”? Porque un refuerzo de personal no es compatible con una foto, es mucho más vendible un dispensador de gel en un andén que mil quinientos enfermeros o enfermeras. Imaginad, de todos modos, tal y como es nuestra caterva de gobernantes, lo mismo hubieran esperado a las enfermeras, al estilo Berlanga, con fanfarrias y la banda del pueblo: “Ay sanitarios, os recibimos con alegría, ole con ole ¡ ole tu madre y olé tú tía ¡ Que si ese es el problema, Ayuso, Aguado, yo me ofrezco voluntario, desentumezco mi chufla, mi bombo y mis galas de charanguista y me pongo en la puerta del centro de salud que me toque: ¡¡¡¡¡ Ay sanitarios…!!!!!
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