Fernando Broncano R 1/10/21
Fui la otra semana a ver Cry Macho, un film menor pero curioso de . Protagonizado y dirigido por él a sus envidiables noventa y un años. Confieso mi debilidad por Eastwood, por su mirada entre conservadora y revolucionaria. En Grand Torino convirtió los male bonds, el lenguaje de los trabajadores masculinos en una reflexión profundísima sobre la masculinidad, algo que también está presente en esta película última. En A Million Dollar Baby hizo un film feminista sin quererlo. En Los puentes de Madison abogó por la revolución sexual en la edad adulta y aquí por la contraimagen de la vejez. En el cine, el viejo es siempre el marco para presentar la belleza corporal del protagonista masculino o femenino. El cine no es ni de autores ni de personas, dice Cavell, sino de personajes. Pues bien, la reivindicación del cuerpo dolido, caído, de una vida acabada que vuelve a empezar y enamorarse a los 91 años me parece un hermoso poema en letras minúsculas. Se ha hablado mucho de la juventud sin futuro, pero quienes no tenemos realmente futuro somos los viejos. Empezar la vida a los noventa y un años. Bravo viejo!
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