"Nos han querido intimidar. No es una casualidad que las detenciones hayan venido ahora,

dos meses después de la protesta. La cumbre de la OTAN es dentro de unas semanas y nos

quieren meter miedo, está claro", opina Mauricio Misquero Castro, uno de los 14

científicos que ha pasado por los calabazos tras participar, en el mes de abril, en una

protesta simbólica contra la crisis climática frente a la Puerta de los Leones del congreso 

de los Diputados. Los activistas, que llevan algo más de un año encadenando acciones 

de desobediencia civil, escenificaron su rechazo a las políticas ambientales españolas 

y rociaron la fachada de la Cámara Baja con una sustancia orgánica –una mezcla de 

agua y remolacha– que emulaba el color de la sangre. 

Ahora, a esta decena de personalidades vinculadas a la investigación y la divulgación 

sobre los impactos de la crisis climática se les imputan delitos de daños a las instituciones

del Estado, al considerar que se alteró la sesión plenaria que se celebraba en el

Parlamento, y un delito de daños a un edificio singular protegido, por aquello 

de haber arrojado zumo al frontispicio del Congreso. Por si fuera poco, las detenciones

 fueron efectuadas por efectivos de las Brigadas Provinciales de Información, es decir, 

los policías vinculados a Inteligencia encargados de investigar y tratar con grupos

 terroristas o radicales.

"Es una postura exagerada... ¿Mandarnos a la brigada antiterrorista? Nos parece surrealista

que ocurra esto y que los mayores peligros para la humanidad, empresas que emiten la

mayor parte del CO2, como Iberdrola, pasen desapercibidos", sostiene Misquero, que

recibió la orden de acudir a comisaría mientras preparaba unos exámenes para sus 

alumnos de la Universidad de Granada (...)

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO:   Enigmas de la OTAN: 

el viaje de González y Guerra a Moscú en 

1977, de Enric Juliana