Ángeles Fernangómez 27/5/22
¡QUÉ POCO Y MAL VALORADA LA BONDAD...!
Transbordaba yo en el metro de Madrid, cuando escuché un sonido de violín de los que no se escuchan sino procedente de los virtuosos. Era un hombre mayor, rumano por más datos, que conocí hace tiempo. Magnífico. Increíble. Abrí el bolso, saqué una moneda y se la puse en la funda del violín. Él me miró sin parar de tocar y, con una sonrisa que me supo a muy sincera, me dijo: "gracias, guapa". No me disgustó, más bien al contrario y no por lo de "guapa", que nada tendría que ver con la belleza o fealdad físicas, a la vez que espero se lo dirá igualmente si es un hombre; no lo sé, pero así quiero creerlo.
El caso es que, como soy de darle vueltas -qué se le va a hacer-, a la vez que continuaba con mi rumbo, me dio por pensar en que lo que el hombre quiso expresar fue que mi acto le pareció un acto bondadoso, así que lo más lógico hubiera sido que dijera: "GRACIAS, BUENA", pero... ¡ahí le han dao!, lo de BUENA tiene otra connotación, sobre todo enfatizado en las expresiones TÍA BUENA, ESTAR BUENA, BUEN-ORRA y hasta BUENA MOZA (aunque esta última ya esté en desuso). Se deriva de esto que la bondad no parece ser una cualidad a tener muy en cuenta.
Se dice que una persona, DE PURO BUENA ES TONTA o que es DEMASIADO BUENA. Qué terrible es esto, quizá de las peores expresiones lingüísticas que el pensamiento humano puede expresar. ¿Cómo alguien puede ser "demasiado" bueno? No exagero, pero esto es de las peores conclusiones a las que podrían llegar las personas si quieren que el mundo sea un lugar habitable y seguro.
No olvidar lo del BUENISMO, que ahora está en boca de todos y de todas. Ya sé, no hace falta que nadie trate de establecerme la diferencia entre bondad y buenismo, la conozco perfectamente, pero no es a eso a lo que voy. Voy a que si alguien (políticos incluidos) hacen dos veces seguidas algo que pudiera ser sencillamente bueno, ya se les tacha de buenistas, así que acción fastidiada. Y no es justo ni productivo devaluarlo así, puede que sencillamente estén actuando con la parte de su cerebro en que habita la bondad y no hay que buscarle tres pies al gato ni minusvalorar o tergiversar sus actos.
Decididamente, la bondad no está de moda y puede que nunca lo haya estado.
Se dice: "PIENSA MAL Y ACERTARÁS" (incluso "piensa mal y te quedarás corto"), por lo que al que piensa mal se le considera inteligente y astuto, mientras que al que piensa bien, sencillamente se le tacha de INGENUO, ILUSO y hasta TONTO.
Es buena una cierta precaución, pero no un estar a la defensiva siempre, qué agotador...
¿Cómo puede avanzar así el mundo por el camino que lograra la comprensión, la compasión y la buena convivencia?
Habrá que comenzar por NO VALORAR AL MALPENSADO, al malo, y sí hacerlo al bueno, porque un acto bondadoso no tiene por qué llevar implícita ni la hipocresía ni la ingenuidad, esos son atributos que destruyen y que añade el malpensado. Simplemente puede ser un acto de BONDAD. Y eso no es patrimonio de los creyentes y religiosos, como se nos ha querido hacer ver y que son tan buenos o tan malos como el resto, tiene que ver con que pensemos un poco y seriamente.
Se dice que nadie es totalmente bueno ni totalmente malo y eso es cierto, pero hay quien inclina más la balanza hacia un lado que hacia el otro.
¿No funcionarían mejor las cosas si la inclinamos hacia el lado de los bienpensantes y de los bondadosos? ¿Y si probamos?
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