4/3/23
Volvieron a subir el pan,
el alimento de los pobres,
los campesinos nos regalan
sus verduras por su bajo coste,
de familias de gran renombre,
gente tan decente y honorable
con sus carteras enormes.
Esta provincia donde el hambre
es una cifra que se esconde
y cada día se acrecienta
entre tanto silencio cómplice.
Estoy hablando de Mendoza,
podría estar hablando del norte,
podría ser de Buenos Aires
o de cualquier lugar del orbe
donde la miseria conviene
a este maléfico nuevo orden.
Predicamos el no a la guerra
con énfasis que sobrecoge,
pero con esa misma lengua
despreciamos a nuestros pobres.
También es crimen la miseria,
es un crimen el juego innoble
de practicar la hipocresía
con ese aire de piedad torpe
y permitir que nada cambie,
soportando esta moral doble
que con una mano bendice
y con la otra todo lo rompe.
Qué triste es dejarse llevar
por esta corriente conforme,
aquellos que viven del odio,
y que se creen portavoces
de toda esta normalidad
donde lo puro se corrompe.
Y no sólo hablo de políticos,
aunque a ellos les corresponde;
también hablo del ciudadano
que nunca sabe ni responde,
qué calla cuando le parece
y habla para que se destrocen
aquellos que ya se cayeron
porque ya ninguno los oye.
De ésos mismos, sobre todo hablo,
la innumerable masa informe
tan domesticada y sumisa
que nunca escucha ni conoce,
ni piensa, ni aprecia siquiera...
más que lo que el dinero compre.
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Pepe Suárez Jardón-2022
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