junio 29, 2010

Trata de hijas

... también trata de los hijos pero en este caso, y sobre todo, de las hijas. De cómo algunos padres tratan a sus hijas.
El mito nos dice que los padres suelen estar "a pachas" con las hijas, que las adoran y éstas a ellos, que entre ambos existe un tipo de comunión especial, distinta a la establecida con los restantes miembros de la familia y ¡es cierto! pero con una lectura, de todo esto, muy distinta de la tradicionalmente dada.
Hablo de mi hija, hablo de mí.
También se lee y escucha que, habitualmente, reproducimos los esquemas que hemos vivido en la infancia, en nuestro hogar, que no tuvo que ser, necesariamente, dulce.
Mi padre me quería "a su manera", también a mis hermanos.
Su manera supuso que, en una ocasión -sólo en una-, mostrara "su afecto" más allá de lo "normalmente" establecido como correcto y bueno.
Tenía 12 años y un cuerpo adolescente "hermoso", como el de la gran mayoría de las adolescentes. Pletórico de hormonas trabajando para conformar lo que, posteriormente, sería una mujer preparada biológicamente para la reproducción.
Entonces, con doce años, era simplemente una niña, una niña que había escuchado determinadas cosas, pero nada más.
El "asalto", el intento de abuso, quedó en tocamiento de muslos. Más no porque, por entonces, yo llevaba faja-braga, supongo que para que fuera más "protegida" y no "cogiera" frío en mis partes íntimas.
Mis palabras no dejaron espacio alguno para las dudas. No quería ni estaba dispuesta a continuar con semejantes "juegos".
Mi padre padecía de esquizofrenia-paronoide; lo que suponía que, cada poco, se exaltaba en exceso y montaba unos "saraos" de "no te menees" en el seno de la familia, en casa y sobre todo, contra mi madre, mi sacrificada madre. Adjetivo de lo más apropiado en este caso, porque lo que tuvo que sufrir sólo ella lo sabe, y yo intuyo por lo que tuve que presenciar, y oir, a los largo de una convivencia de 20 años. Hogar... dulce hogar.

¿Busqué yo un hombre similar? Claro que no. Encontré a un hombre bueno, me parecía básicamente buena persona, además de atlético y, aunque no hermoso, tampoco feo.
Dicho esto, recuerdo que mi madre me dijo, en las ocasiones que "tocamos" el tema del porqué se juntó con mi padre, que le había parecido un hombre bueno, cariñoso y protector con su familia -fue el mayor de 9 hermanos, padre alcohólico y madre... de la abuela no sé qué pensar, era muy suya, mucho-. Pues eso, que conoció a mi padre, quedó prendada de él -dominaba la escena, la palabra no tenía misterio alguno para él, sabía ganarse a la gente-. Yo creo que vio en él el arrojo de que ella carecía, carente como sigue siendo de habilidades sociales, como las llaman ahora. Don de gentes, decían antes.
De mis lecturas he querido deducir que las personas afectadas por esa enfermedad genética -parece probada la anomalía en determinado gen- son inteligentes, muy inteligentes. Mi padre lo era. Carente de estudios, salvo los básicos que recibiera en la escuela del pueblo -Paradinas para más señas- en sus años infantiles. La guerra, nuestra jodida guerra in-civil puesto que fue un golpe militar, le "pilló" con 8 años, al finalizar tenía 11, edad "suficiente" para incorporarse, si no lo había hecho ya, a la labor de obtener ingresos para sostener "malamente" la economía familiar (El caso es que el abuelo era panadero, oficio que, en principio, no parece que fuera de los más despreciables, por mal pagados).

Y aquí estoy, y aquí mi hija. Hoy es 29 de junio, fecha en la que cumple 25 años, fecha en la que cumplimos, su padre y yo, seis más de matrimonio.
Como regalo tuvo ayer, como tantas otras veces, el gesto despreciativo de su padre.
La desprecia abiertamente ¿Siempre fue así? Creo que no.
Para mí que empezó con nuestro advenimiento al sector 3 de Getafe, donde ya vivía su hermano T. y sigue viviendo, como nosotros.
Todos somos particulares, como los patios de las casas, pero... algunos más que otros.
Cada familia tiene un protocolo de actuación, no escrito, según el cual uno tiene determinadas tareas y el resto otras. Sin entrar en la cantidad y profundidad de dichas tareas, en el caso que nos ocupa "El Padre" era, y sigue siendo, el hilo conductor de la familia. Tarea heredada de su madre, fallecida 4 años antes.
Mantener el contacto familiar es Su tarea y pretendió, desde el principio, que también lo fuera de Nuestra hija. Ella entró en ello, visitando a sus primitas que, como sus papás, habían delegado tal misión en los demás.
Esto fue así durante un tiempo, pero los años pasan y pesan y, algunas veces, nos aleccionan.
Y se cansó, se cansó de ser ella Siempre la que Tenía que Visitar a la family, no habiendo impedimento físico alguno que impidiera la correspondencia; ya que, la Tosquedad no está considerada dentro de dicho concepto.
Con el transcurrir del tiempo los desencuenros han ido a mayores, hasta el punto de No considerar Nada de lo hecho por Ella.
De entrada, todo lo dicho, hecho o por hacer es, no ya Insignificante, Despreciable; entendido el término como No apreciable.

PAQUITA -a mi hija, una gran persona, como Sí saben Apreciar la enorme cantidad de Amigas y ¡hasta sus padres!-


3 comentarios:

mateosantamarta dijo...

Felicidades para tu hija. Para ti ánimo y fortaleza. Un saludo.

ybris dijo...

Felicidades por todo.
Sobre todo por saber vivir con tantas sensaciones y experiencias dispares.

Besos.

Caminante dijo...

Mi estimado Ybris, te doy contestación aquí, en contra de mi costrumbre porque No tengo Tu Correo y tu Vacío está cerrado a nuevas aportaciones.
Tengo en mucho aprecio tus palabras y creo que lo sabes.
Besos y si quieres pasarme tu correo te doy aquí el mío -como esto lo lee poca gente espero que no me lo contaminen-
Es: blas.y.paquita@gmail.com

Besos también para ti. Ya sabes que me apunté al encuentro de Alcalá de Henares ¿Lo sabes?
PAQUITA