Fernando Broncano R · 30/6/2019 Ana R. Cañil.
No
está nada mal este reportaje de Grecia de Ana R. Cañil. La próxima
semana tienen elecciones, y va a ser difícil que Tsipras mantenga el
gobierno. Ahora que comienzo a conocer poco a poco el país, y a amarlo,
me siento allí como en una versión conocida de España, cuando comenzaba
la transición. Con todos los claroscuros.Como la periodista, estaba hace
semanas en Sintagma el día del orgullo. También atravesé la zona de
Mati con angustia imaginando el incendio del año pasado:
gente corriendo hacia la playa para encontrarse con vallas que les
impedían llegar por casas construidas ilegalmente que ocupaban toda la
costa. Pasear por el barrio de Exarchía, el barrio ácrata rodeado
siempre por la polícía, pero donde no se atreve a entrar, un espacio
autónomo. Recordar en las montañas de Kalabrita el levantamiento contra
los turcos, que dio origen al país, y un siglo más tarde, el lugar más
duro de la resistencia, donde los alemanes asesinaron a cientos de
personas del pueblo en venganza por un ataque de la guerrilla. Observar
divertido la mirada silenciosa con la que se dirigen a los turistas
alemanes y su extenso conocimiento de la liga española: te pueden cantar
el himno del Rayo y recitar su alineación. De este verano no pasa que
me lea a Petros Márkaris.
La crisis, los recortes, la ola de refugiados, los incendios de 2018… El país heleno, sumido en un estado de decepción crónica, celebra elecciones la próxima semana (…)
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