febrero 28, 2021

De mis Viajes por las Islas Canarias, de Blas Mendiola M.

Enero 2021. Blas Mendiola M.

Encontré tiempo para leer y escribir y conversar con la gente del hotel. Cené tarde y después di un paseo por la playa hasta un extremo rocoso que las olas golpeaban suavemente; desnudo, me adentré en el mar, nadando hacia el oscuro horizonte, hasta que sentí una fuerte atracción a la profundidad que me empujaba al fondo, pero algo o alguien cogió mis manos y me llevó a la playa. Aturdido regresé al hotel y nada dije de lo ocurrido a mi mujer, pues lo último que deseaba era someterme a uno más de sus despiadados interrogatorios. Con todo, aquella noche dormí como hacía tiempo que no lo hacía. Cuando lo cuento, la gente cree que debió ser una alucinación, pero no es así, porque al despertar aquella mañana, hallé en mis manos cabellos dorados de coral, semejante a la melena de la Venus de Sandro Botticelli. Han pasado 22 años desde que, en una calida noche de julio, escuché en el patio del Hospitalillo de San José de Getafe, la melodiosa  Nube de Hielo, interpretada por su autor, Benito Cabrera, un virtuoso del timple canario.   

Su audición evoca la nocturna contemplación del cielo que vela la frescura del aire del Atlántico en el Roque de los Muchachos a 2.426 m de altitud, cumbre gemela del Pico Peñalara. (El nombre del lugar proviene de la forma del mismo, pues son una serie de pequeños roques de unos 3 metros de altura, que recuerdan a un grupo de muchachos. Se alza  sobre la prístina  Caldera de Taburiente por su cara norte). He seleccionado también al grupo musical canario Los Gofiones, porque incorporan sonidos propios de las Islas como los que reproducen el timple, (Tocado por José Manuel Lecuona); el bucio, (caracola de mar) y el grito de los cabreros y el tambor de la isla de la Gomera. La música activa todos los sentidos y me traslada a la quietud de una plazuela del pueblo de Haria en Lanzarote, sin apenas ruido, transitada por una o dos parejas de turistas despintados, con olores a mar y el sabor de un malvasía y un queso majorero Maxorata de Fuerteventura. Buen provecho.

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1 comentario:

Roberto dijo...

EXQUISITO, BLAS, EXQUISITO.
ES UN LUJO CONOCERTE Y HABERTE CONOCIDO.