septiembre 23, 2021

OBJECIÓN DE CONCIENCIA... MÉDICA, de Antonio Larrey Lázaro

 Antonio Larrey LázaroEL TRASTERO DE LA IMAGINACION   23/9/21

OBJECIÓN DE CONCIENCIA...¡MIS COJONES!:
Cuento primero y luego voy con la madre del topo...
Una mujer, doctora de un hospital público grandecito, no diremos que tiene el nombre de pila de un cantautor apellidado Cano y que está en Madrid por no dar pistas, está embarazada. Se le rompe la bolsa en el cuarto mes, con sentido común acude a su hospital; porque es el suyo y porque es uno de los más grandes de España. Pues allí le confirman que el feto está en riesgo, que su vida, la de la madre, está también en riesgo, y que lo que procede es realizar un aborto para evitar dichos riesgos. Pero, aquí es donde viene topota madre, que en ese hospital todos los ginecólogos son objetores de conciencia (no realizan abortos con latido fetal) y por tanto no se lo pueden realizar, que debe acudir a otro hospital. Ojo, estamos hablando de un inmenso hospital público en Madrid.
Ahora mi opinión: ¿la objeción de conciencia está por encima de la ley? ¿La ley no obligaría a que al menos uno de ellos (o ellas) no lo fuera? Si esa mujer, al tener que acudir a otro centro, hubiera sufrido algún daño grave, ¿tendrían esos objetores responsabilidad sobre lo ocurrido? Si el niño naciera finalmente y estuviera condenado a una vida de sufrimiento y dependencia ¿darían esos objetores cobertura anímica y económica a la familia? ¿Puedo ser médico y objetar si viene un terrorista herido? Y quien dice un terrorista, dice un maltratador, un ultra de fútbol, un aficionado del equipo contrario, un negro, un blanco, un nazi, un comunista...¿O va a ser que la conciencia al final la confundimos con la religión? Un médico, como cualquier ciudadano que vive y ejerce una profesión en este país, tiene que cumplir la ley. Y si la ley de aborto permite el aborto en las circunstancias X, L, M, Z y O, pues cuando te llegue un caso con esos supuesto, te metes la objeción allá donde la espalda pierde su nombre y pasa a llamarse culo y procedes, acorde a la ley, marco bajo el que ejerces la medicina. Lo demás, eso que sale de la espalda cuando ya no es espalda: mierda. Y si no te gusta, pues te metes a pediatra o a pintor de brocha gorda, que mientras no te pidan pintar una pared de negro, dudo que tengas problemas de conciencia.

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