Lucio Martinez Pereda 15/2/22
DIPLOMACIA FLORENTINA
Este es el titular de infolibre: “El cardenal Osoro marca distancias con el resto de obispos y exige una investigación de los abusos“
Empieza a haber agujeros en la Ley del Silencio impuesta por la Cúpula dirigente de la Iglesia Española. Los prelados inteligentes se dan cuenta que es imposible impedir que las víctimas sean el centro del discurso ético de cualquier democracia.
Primero la iglesia recurriendo a su poder para ocultar inmatriculaciones y ahora presionando al gobierno para que la investigación sobre muchos años de abusos sexuales a menores quede en agua de borrajas. Es lógico que todo esto a algún prelado-aunque sólo sea por el desprestigio social que le causa a la iglesia- le parezca mal.
Pero ojo con estas declaraciones, la iglesia española cuando está en una etapa de crisis, acostumbra a recurrir a un doble lenguaje intencionado. El ejemplo histórico más apropiado de este doble lenguaje para capear el temporal fue cuando se vio legalmente obligada a aceptar la implantación de la II Républica. Por eso conviene que los periodistas desavisados no sean ingenuos.
Aún así es de reconocer que la institución dirigida por el cardenal Osoro contradiga el discurso marcado por la Conferencia episcopal que se ha negado revisar el pasado. "Que no haya denuncias no significa que no haya casos. Los casos del pasado son casos del presente", ha respondido la Archidiócesis madrileña . La Archidiócesis se muestra partidaria de una investigación exhaustiva que esclarezca los abusos sexuales a menores de edad durante las últimas décadas
Pero insisto, hay que ser cautos con este tipo de mensajes e incluirlos en esa práctica del doble lenguaje usada históricamente por la iglesia española cuando entra en conflicto con un poder civil que le pide renunciar a sus tradicionales privilegios.
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