marzo 29, 2022

Poema: La sordidez es nuestro pan, de Guillermo Carnero

 Isabel Miguel   12/2/22

Un poema de Guillermo Carnero. Buen día.
Domus aurea
Domus
I
La sordidez es nuestro pan,
se inserta entre los cuerpos como un huésped incómodo
y opera en sus volúmenes
la falsación del aire
o desdeña esos hurtos: es entonces
un archipiélago de dudas,
inquiere nuestro rostro, usurpa nuestro nombre
en cometer acciones honorables.
Parodia nuestros gestos a los pies de la cama,
dibuja el garabato de la carne desnuda
en que creemos estar vivos.
Es el gran escenógrafo
que cada amanecer pone en orden el mundo:
las fachadas, los arcos de triunfo,
los síntomas del miedo
que aplazan cada tarde las sombras con su abrazo
y que engulle la noche que no dura.
La sordidez es nuestro pan,
nos provee de odio y en él somos lenguaje
que sin embargo deteriora,
levantamos un muro de palabras
que al odio se reduce
y el odio deteriora; parodiándolo
nos envuelve en palabras como velos.
Envolverse en palabras como velos
para mitificar las figuras del odio
como las estaciones de la risa,
porque el discurso del fracaso,
la lucidez, la fantasmagoría,
son un arte de amar, tienen su método
como lo tiene el uso de la carne
cuando creemos estar vivos,
cuando desdice al odio,
con sus fabulaciones, la noche que no dura.
Como tiene su método
el léxico pomposo de las causas perdidas,
brillante como vanos los recursos,
los motivos, los temas
del lenguaje poético -sentimientos comunes
que recorren lo ancho de la tierra
y otros lenguajes deterioran: anuncios luminosos,
la propaganda de las estaciones
de invierno, los burdeles, las lavanderías-,
y admitimos aquí
como materia propia del discurso poético.
La sordidez es nuestro pan,
origen del discurso que llamamos poema,
origen del discurso de la carne
en que creemos estar vivos,
envueltos en palabras como velos.
Odio, carne, poema: palabras como velos.

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