octubre 15, 2022

Donde estaba el Calderón habrá un nuevo muro que vuelve a separar los lados del Manzanares, de Fernando Broncano

 16/9/22

Manuel Delgado, sabio antropólogo, escribió en 1999 "El animal público. Hacia una antropología de los espacios urbanos". Mereció el premio Anagrama de ensayo y está lleno de observaciones brillantes, aunque ciertamente no ha envejecido bien en su tentativa de una antropología de lo urbano un tanto posmodernista. Después de los libros de Richard Sennet ya no se hace tan necesario, pero merece la pena una relectura, y por ejemplo esta distinción es muy aguda: la distinción entre cité y ville de Sennett, a la que él se anticipa mediante la distinción entre ciudad y lo urbano, o la urbe, una categorización muy digna de reflexión: ciudad se opone a campo más que nada por una cuestión demográfica: ciudad es una acumulación poblacional, mientras que lo rural o el campo es lo contrario (Castilla, por ejemplo). Pero lo urbano no se opone a lo rural. De hecho hasta los pueblos más deshabitados están sometidos a un profundo proceso de urbanización, que tiene que ver con flujos de espacios, con estetización del paisaje, con gentrificación y construcción, y una nueva densidad de inestabilidades. Lo urbano es lo que nos produce nostalgia de la comunidad, lo que genera distanciamiento, insinceridad y frialdad. Es un proceso de modernización que recorre ciudades y aldeas, barrios y PAUs (programas de actuación urbanística).
Donde estaba el Calderón, un símbolo de Madrid sur, ahora hay grúas, instalaches que habrán de ser pisos inaccesibles, un nuevo muro que vuelve a separar los lados del Manzanares. Eso es urbanización. Una tarde de partido del Atleti era una expresión de ciudad.

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