20/2/23
¡Qué delicado y selectivo estómago tiene Isabel Díaz Ayuso, glotona de bocatas de calamares y vermús, y sin embargo altamente sensible frente a groserías como los carteles de los sindicatos, qué asquerosidad, qué guarrería, gentes de mono y bata, aparten de mi vista tanta mugre churretosa! Luego viene su edecán de choque, el inefable Enrique Ruiz Escudero, mentón arriba, hiede este tufo cubano, cuánto mejor -y más económico, dónde va a parar- un servicio de enfermería que de médicos. Así que la remilgada lideresa y su valentón consejero, dejaron sus provocaciones en el terreno de la bajeza intelectual -eso es lo que son, groseras provocaciones- y se marcharon rumbosos, sin advertir, qué mala consejera es la soberbia, cómo prendía a sus espaldas la paja seca amontonada por su nefasta gestión, hija de un ultraliberalismo feroz. Han apagado mal la cerilla.
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