Pedro Castrillo 24 JUN 2023
Las dinámicas de obstaculización de una manifestación son la punta del iceberg de la estrategia del Gobierno de Macron contra el movimiento de Soulèvements de la Terre, que ha movilizado a millones de personas en torno al ecologismo anticapitalista
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Un centenar de tiendas de campaña en un campo de trigo, una gran carpa, baños autoconstruidos y cocinas montadas sobre un prado. Desde este pequeño campamento, a media mañana del pasado sábado y bajo un potente sol alpino, una enorme masa heterogénea inicia su marcha. Muchas van equipadas con cascos de distinto tipo, mascarillas antigás y gafas de buceo (en los últimos años los gases lacrimógenos se han convertido en un elemento cotidiano de las manifestaciones en Francia). No obstante, la imagen resultante no es la de un black bloc al uso: predomina el color azul, dresscode indicado por los organizadores, y abundan los elementos festivos y artísticos. Muchos manifestantes llevan máscaras de animales, una enorme avutarda de madera ondea por encima de sus cabezas, mientras un grupo de clowns improvisan a ambos lados de la carretera, y una fanfarria y un grupo de trap montado sobre un camión marcan el ritmo de la marcha hacia la autopista que atraviesa el Valle de Maurienne, no lejos de las ciudades de Lyon y Grenoble.
“Para que este proyecto no vea jamás la luz al final del túnel” era el eslogan con el que Soulèvements de la Terre, el movimiento No TAV del Valle de Susa (Italia) y otros grupos presentaban la movilización contra el faraónico proyecto italofrancés que desde hace treinta años pretende crear una conexión ferroviaria de alta velocidad (TAV) entre las ciudades de Turín y Lyon.
La idea inicial de Soulèvements de la Terre era organizar un fin de semana de movilización en la localidad de Modanne, cerca del lugar donde se ha empezado a construir el denominado “túnel de base”, tramo transfronterizo del proyecto. Tras meses de preparación, la organización tuvo que cambiar sus planes en el último momento. Los habitantes del Valle que inicialmente habían ofrecido sus terrenos se vieron obligados a retirar su disponibilidad tras recibir amenazas por parte de la policía. Otro detalle solo aparentemente banal: de un modo similar, las autoridades policiales francesas hicieron casi imposible a la organización encontrar generadores eléctricos disponibles en toda la región.
Estas dinámicas de obstaculización de una manifestación específica son solo la punta del iceberg de una estrategia mucho más amplia del Gobierno de Macron contra el movimiento de Soulèvements de la Terre, que en los últimos meses ha conseguido movilizar a millones de personas en torno a los temas del ecologismo anticapitalista. Su eficacia ha sido tal que, desde hace meses, el Gobierno galo amenazaba con “disolver” el movimiento, una medida puramente política, ya que se trata de una coordinadora no registrada legalmente en la que participan cientos de grupos y comités de multitud de territorios. Medida que en los últimos meses ha llevado al bloqueo de las webs y canales de otras “marcas” políticas, como Nantes Revoltée (...)
El TAV Turín-Lyon, un proyecto “indefendible”
Tras la brutal deslocalización de gran parte de la vieja industria italiana, las “grandi opere” (grandes obras) han ocupado gran parte de ese vacío en el país transalpino. De la megapresa del Vajont, la más grande del mundo en su momento y escenario de una masacre evitable, hasta el TAV entre Turín y Lyon la lista es larga.
El proyecto se divide en tres tramos. Un tramo transfrontaliero, que pretende atravesar las montañas con una galería (el conocido como “túnel de base”) de 50 kilómetros de longitud, que conectaría las poblaciones de Susa/Bussoleno y Saint Jean de Maurienne. Una conexión “redundante”, considerando que desde 1871 el túnel del Fréjus atraviesa la homónima montaña, uniendo ambos valles, en las localidades de Bardonecchia (Italia) y Modanne (Francia). Así, la única novedad del nuevo túnel sería que permitiría el paso de trenes de alta velocidad, un elemento “necesario” según los defensores del proyecto, que desde sus albores a principios de los 90 aducen una supuesta saturación de la línea tradicional a nivel de transporte de mercancías. Además del “túnel de base”, el proyecto prevé dos tramos nacionales, un total de 175 kilómetros que habrían de conectar la galería bajo la montaña con Turín, por un lado, y con Lyon, por el otro.
(...) respecto al transporte de personas, la realidad contrasta claramente con la defensa cerrada que el Estado italiano hace del TAV Turín-Lyon, ya que el 80% de los viajes que se realizan en el país transalpino se produce dentro de las fronteras provinciales, con una distancia media de 24 kilómetros por viaje. Este tipo de desplazamiento, es decir, el que realizan millones de italianos e italianas todos los días para ir trabajar y/o estudiar ha interesado mucho menos a los gobiernos italianos en las últimas décadas, que han dejado que el servicio se degradara mientras aumentaban las inversiones en alta velocidad (...)
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PERROFLAUTAS DEL MUNDO: La Iglesia portuguesa 'oculta' a las víctimas de abusos durante las Jornadas Mundiales de la Juventud de Lisboa, de Jesús Bastante
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