febrero 24, 2025

Las políticas de Ayuso en Madrid ponen en riesgo la universidad pública como ascensor social


Álvaro Pinto   22/2/2025

La comunidad educativa denuncia la agonía que sufre la universidad ante el modelo privatizador del PP en la Comunidad de Madrid.

Fotografía de archivo de manifestantes por la educación pública frente a la Asamblea de MadridEuropa Press 


La universidad pública no es únicamente un espacio donde se imparten clases y se expiden títulos: es uno de los grandes motores de la igualdad de oportunidades, una herramienta capaz de derribar los muros que separan el “destino asegurado” de unos pocos, de la esperanza de una vida mejor de muchos. Cuando la educación se convierte en un derecho y no en un privilegio, permite a quien no cuenta con recursos o redes familiares de influencia soñar con un futuro más allá de los márgenes que le impone su origen socioeconómico.

Infrafinanciación, precariedad laboral y goteras


Todas las voces coinciden: la universidad pública madrileña es y ha sido un pilar fundamental en sus vidas. “Para mí la importancia de la universidad pública está en que es la única vía que tengo para acceder a unos estudios superiores. Si no fuese porque existe una educación universitaria pública, donde el coste de la matrícula es un coste bastante reducido en comparación con la privada, yo no podría permitirme seguir mis estudios”, resalta Rubén Juárez, estudiante de Sociología y Relaciones Internacionales en la UCM. “Por mi origen migrante, y mi situación socioeconómica, de no haber sido porque existía la posibilidad de estudiar en una universidad pública no hubiese podido acceder a unos estudios superiores”, añade Rommy.

La búsqueda de la igualdad de oportunidades en el sistema educativo se entrelaza, así, con la lucha contra la desigualdad socioeconómica, ya que ambos procesos se retroalimentan. “Para mí, la universidad pública es fundamental en tanto que el precio de la matrícula anual en una privada es superior al salario íntegro anual de cada uno de mis padres”, subraya Adrián, que compatibiliza sus estudios universitarios con un empleo a tiempo parcial. “Estudio fuera de casa gracias a la beca MEC, ya que a día de hoy solo tengo a mi madre, que cobra el salario mínimo. Si no fuera por la universidad pública, yo no podría haber seguido estudiando. Mi familia es de muy bajos recursos y ya estar en la pública pero fuera de casa ha sido un gran esfuerzo”, remarca Beege señalando el problema al que se enfrentan muchos universitarios que vienen a Madrid a estudiar.

Una cuestión de modelo

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