septiembre 01, 2025

El desierto que se desplaza: las dunas de Maspalomas se están moviendo y nadie lo nota

 Jaime Pérez   Las Palmas de Gran Canaria 

Las dunas de Maspalomas / DAVID DELFOUR/CABILDO DE GRAN CANARIA

Pocas postales son tan icónicas en Gran Canaria como las 400 hectáreas de ondulaciones doradas que se extienden entre Playa del Inglés y el faro de Maspalomas.

Sin embargo, ese “desierto” costero no está quieto: los vientos alisios empujan la arena tierra adentro entre 2 y 5 metros al año, una velocidad medida in situ por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria desde principios de siglo.

El resultado es un paisaje móvil cuyo borde marítimo retrocede mientras el interior crece, un fenómeno que, a simple vista, escapa al veraneante ocasional.

¿Cuánta arena se desplaza?

El seguimiento láser del proyecto Masdunas II cuantifica el cambio: solo entre 2018 y 2024 18.116 m³ de arena avanzaron hacia el interior del campo dunar.

Si nada lo frenara, buena parte acabaría invadiendo urbanizaciones o, peor, perdiéndose en la Charca. Para evitarlo, operarios trasladan cada invierno unos 60.000 m³ desde la orilla hasta la duna costera, la puerta de entrada del sistema, y plantan miles de balancones que fijan el grano.

Los estudios de geomorfología llevan décadas alertando: el cinturón hotelero y los paseos de madera actúan como presas que cortan el flujo de arena.

Las huellas masivas de visitantes aceleran la erosión de las crestas. Durante el confinamiento de 2020, sin pisadas ni quads, el relieve recuperó ondulaciones “que no se veían desde hace 50 años”, constató el equipo de Masdunas.

¿Podemos detenerlo?

La meta no es inmovilizarlo, sino imitar las condiciones que lo mantuvieron estable durante siglos.

Reubicar la arena que el mar devuelve, limitar el acceso a áreas sensibles y favorecer la vegetación pionera que atrapa los granos. Las 14.000 toneladas de arena ya retenidas gracias a Masdunas II confirman que la receta funciona.

Nadie lo nota

El desplazamiento medio (unos tres metros anuales) equivale al grosor de una puerta, imperceptible para el bañista de temporada. Solo la comparación de ortofotos aéreas década tras década revela la marcha silenciosa de un desierto que avanza como un reloj de arena invertido, grano a grano.

Las Dunas de Maspalomas no son un decorado inmóvil, sino un organismo vivo que respira al ritmo de los alisios. No verlo es fácil. Comprenderlo y protegerlo, urgente.

.................

PERROFLAUTAS DEL MUNDO:  Bonos catástrofe: cuando el capitalismo hace negocio con los desastres naturales, de Jorge Otero

La inversión pública en materia de prevención de incendios ha descendido un 25% desde 2009. Por CTXT


No hay comentarios: