La calle y las colillas

Iba ella por la calle, tranquilamente, con la mente puesta en ... ¡vete tú a saber en qué cosa! cuando de pronto ... ¡oh! advierte algo ¿el qué? se preguntará el que más y el que menos. Chorradas, que dirá la mayoría, pero que tienen su importancia, que me digo yo, relativa, claro, sobre todo en comparación con ... ¿la inmensidad del universo? ¡ni siquiera! hagamos la comparación con algo más cercano ¡nuestro problema! ¿qué problema se dirá cada quien y cada cual? porque a buen seguro a cada uno se le ocurre uno distinto, dependiendo del momento vital por el que esté pasando. Voy a dar una pista ... a ver, a ver ... ¿esto? ¿pista sobre el problema o pista sobre lo advertido? ... bueno, sobre ambos. El problema sería el que nos vaticinó el mesías del sábado pasado ... cuyo nombre empieza por M, sí, m de ..., y lo que advirtió nuestra protagonista, que ya debo tener a todo el auditorio aburrido, es ... la cantidad de colillas que había a lo largo de todas las aceras por las que estaba transitando, supuso que arrojadas por los consumidores de tabaco compulsivos que habitaran -temporalmente, es decir durante la jornada laboral- en las oficinas de por allí.
Y ... bueno, que la calle es de todos ... conforme, pero ... las colillas ¿también?

PAQUITA